Los consumidores franceses prefieren la leche que procede de Francia. Esta preferencia ha permitido que entre 2015 y 2017, las importaciones de leche en Francia se hayan reducido en un 45%. Este intervalo de tiempo es el período en que lleva vigente el etiquetado  del origen de la leche, según ha puesto de manifiesto Syndilait, que es un organización profesional que agrupa a la mayoría de los fabricantes de leche de consumo de Francia.

El «Made in France» es un activo para la leche líquida. Para 8 de cada 10 franceses, el origen francés es una garantía de calidad, según una encuesta realizada por la interprofesional láctea francesa CNIEL en 2017.

El logotipo «Leche recogida y envasada en Francia» se puso en marcha en 2014. Actualmente está en más del 60% de las botellas y briks comercializados en Francia.

Syndilait ha defendido que el precio mínimo al que se debería vender un litro de leche sería 1 euro, cantidad que permitiría revalorizar la cadena productiva y que no causaría tanta sorpresa al consumidor como algunos quieren hacer creer.