La Federación de Cooperativas Agrarias de Cataluña (FCAC) alerta de que la campaña de cítricos 2022/23 ha estado marcada por un descenso del 14,36% en la producción de mandarinas y casi del 25% en naranjas. Esta caída de la cosecha, el incremento de los costes y la fuerte competencia de terceros países como Egipto y Turquía están provocando un descenso significativo de la rentabilidad del cultivo y el abandono de parte de la superficie productiva.

Federico Tarazona, portavoz de cítricos de la FCAC, argumenta que “una primavera lluviosa seguida de un verano anormalmente cálido y seco son factores meteorológicos que han mermado sensiblemente la cosecha. Además, la producción también se ha visto reducida por la incidencia de muchas plagas -araña roja, algodón de Sudáfrica y mosca de la fruta- junto a una restricción en el uso de fertilizantes y productos fitosanitarios”.

A nivel de mercado y pese a que la demanda fue inicialmente buena porque el bajón de la producción se ha producido en toda la Cuenca del Mediterráneo, la comercialización durante segunda parte de campaña se ha visto muy dificultada por la fuerte competencia de fruta procedente de Egipto y Turquía.

La FCAC alerta de que las producciones de estos países terceros entran sin problemas en los mercados europeos y, por tanto, la estrategia de la Comisión Europea “From Farm To Fork” (“Del Campo a la Mesa”) supone que producir alimentos en la Unión Europea resulta cada vez más difícil para los campesinos y cooperativas europeos, que deben competir en desigualdad de condiciones con los países que producen con normativas menos estrictas y costes mucho más reducidos.

Ante esta situación, el futuro del sector es incierto y, en Cataluña, ya empieza a poner de manifiesto que una parte de la superficie productiva está siendo abandonada o transformada a otros cultivos por falta de rentabilidad.