Toledo, 7 de marzo de 2006. La Asociación Agraria-Jóvenes Agricultores (ASAJA) de Castilla-La Mancha ha remitido un escrito a la consejera de Agricultura, Mercedes Gómez, solicitándole una reunión para abordar la crisis de precios que sufre el sector lácteo.

Esta decisión ha sido adoptada tras la reunión que representantes del sector productor de ASAJA de Castilla-La Mancha ha mantenido esta mañana en Alcázar de San Juan con el fin de analizar la situación que sufren los ganaderos de leche de nuestra región tras el anuncio realizado por parte de algunas industrias lácteas de bajar hasta 3 céntimos de euro las entregas de leche.

ASAJA de Castilla-La Mancha ha manifestado que se trata de un descenso totalmente injustificado porque se está en un momento de baja producción y, por tanto, de carencia de leche, que perjudicará gravemente a los productores de leche de vacuno, ovino y caprino que además siguen arrastrando las pérdidas ocasionadas por la sequía y la lengua azul.

La Organización ha alertado de la posible desaparición de miles de explotaciones ganaderas por su falta de rentabilidad ya que, en muchos casos, están percibiendo precios inferiores a los costes de producción. Todo esto después de que el sector haya hecho un enorme esfuerzo económico para conseguir explotaciones más competitivas, proceso en el que muchos productores han dejado la actividad. Además, ha advertido a la industria de que se está en un periodo de abandono definitivo de cuota láctea al que muchos ganaderos podrían acogerse, lo que tendría unos efectos dramáticos para todo el sector.

ASAJA de Castilla-La Mancha apuesta por afrontar esta situación consensuando un plan de competitividad entre la industria, los ganaderos y la Administración, que asegure la pervivencia del sector y emplaza a los industriales a que la bajada del precio en origen repercuta en los consumidores.

Según la Organización Agraria, el sector ganadero atraviesa una situación de total inseguridad motivada, por una parte, por las decisiones unilaterales y arbitrarias de la industria y, por otra, por las exigencias medioambientales impuestas por la propia Administración (ecocondicionalidad), al margen de los problemas de mano de obra por la falta de incorporación de jóvenes a la actividad agrícola y ganadera.