Uno de los problemas de la ocupación de Irak es el sector agrario, que en época de Sadam estaba bajo una política de estado extremadamente paternalista, y que ahora los norteamericanos pretenden que se oriente hacia el mercado. Irak es un país fuertemente deficitario en alimentos. Gran parte del país es desértico y la agricultura solamente supone un 6% de la economía. Irak fue autosuficiente en materia alimentaria en los años 50, pero el deterioro de las estructuras productivas y, sobre todo, el galopante crecimiento demográfico de los últimos años creó una gran dependencia de las importaciones.

La última campaña cerealista fue buena en cuanto a producción, pero de calidad bastante deficiente, la autoridad militar compró 1,25 millones de Tm de trigo, siendo la tercera parte no apta para el consumo, teniéndose que importar una gran cantidad de trigo norteamericano. Este origen del trigo de importación se debió tanto a la situación de ocupación militar, como a que el suministrador tradicional, Australia, tuvo en la última campaña muy mala cosecha por la sequía y a que otros posibles suministradores más cercanos, como Ucrania o Rusia, tuvieron pocas disponibilidades para exportar por la escasa producción de esta última campaña.

En el régimen anterior se suministraban a los agricultores los insumos por parte del estado a precios muy por debajo de de mercado y se compraba el grano a precios fijos. A pesar de planearse ahora una orientación al mercado, la autoridad militar norteamericana parece que es partidaria de mantener de momento los suministros de insumos subsidiados, aunque a un nivel menor, ya que una desaparición brusca de los mismos podría ser desestabilizadora.

La idea es según parece dejar a medio plazo los insumos en libre mercado y mantener algún tiempo más un precio garantizado para los cereales.