El Instituto de Investigación Hortícola de Nueva Zelanda ha desarrollado un envase que atrapa los componentes volátiles, de forma que la etiqueta cambia de color según la concentración de estos compuestos, que está relacionada con el grado de madurez del fruto. El método permite al consumidor conocer el grado de maduración de la fruta con una gran precisión.
El sistema, denominado RipeSense, está en estos momentos en ensayo en diversos supermercados de EEUU. Consiste en un pequeño contenedor (punnet) donde caben unas cuatro peras y la etiqueta sensible a los compuestos vegetales. Si el método tiene éxito comercial se harán versiones para otras especies de fruta.
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