Los treinta países que se reunieron la reunión de París de esta semana alcanzaron un acuerdo para el cálculo de los aranceles a la agricultura, una cuestión técnica muy compleja que amenazaba con bloquear el avance de las negociaciones y comprometer el éxito de la Cumbre Ministerial de Cancún del mes de diciembre.

La cuestión radica en la conversión de aranceles específicos o “ad pesum”, que son una cantidad por cantidad de producto (por ejemplo euros/tn) en un porcentaje sobre el valor del producto o “ad valorem”, para poder negociar su reducción como tal porcentaje.

Los aranceles en porcentaje son teóricamente una forma más transparente. Sin embargo, la realidad es mucho mas compleja ya que aparte de aranceles específicos y porcentuales hay aranceles mixtos, existen distorsione spor numerosas razones, como los contingentes; y en muchas ocasiones no hay referencias del valor real de una mercancía y no es frecuente que los aranceles se calculen sobre el precio que el operador dice que ha pagado, ya que este estaría interesado en declarar un valor lo más bajo posible para pagar por ello un menor arancel. En muchas ocasiones se usan complejos cálculos que dependen de criterios de cada país o de la existencia de mercados fiables internacionales de referencia.

En las negociaciones de 2004 se acordó convertir todos los aranceles en “ad valorem” a efectos de la negociación de acuerdo con una fórmula “estratificada”, con el fin de situar a cada producto en una “banda”a la que se podrán aplicar diferentes compromisos de reducción, que son los que serán objeto de la negociación política.