Tras una semana de negociaciones en Ginebra, las principales partes implicadas en el desarrollo de la Agenda del Desarrollo de Doha, tal y como ha venido a llamarse esta Ronda Multilateral de la OMC, deben decidir si apuestan por un verdadero desarrollo de las economías y de las condiciones de vida de las naciones menos favorecidas o, por el contrario, se pliegan a los intereses de los grandes consorcios agroindustriales y las potencias exportadoras.
El Comisario Europeo de Comercio, Mandelson, sigue despreciando el mandato del Consejo de la UE y ofrece concesiones que van más allá de las líneas rojas marcadas por la Reforma de la PAC de 2003, especialmente en materia de acceso a los mercados y de reducción de las ayudas internas a la agricultura, con perdidas que el sector estima en mas de 30.000 Millones de Euros anuales y que pondrían en peligro la subsistencia de miles de explotaciones y la pérdida de mas de medio millón de empleos en la UE.
Mientras tanto, EE.UU., que recientemente ha aprobado su Ley agraria para los próximos cinco años, incrementando las ayudas para sus agricultores, apenas ha presentado una propuesta condicionada que, en nada supondría modificar su actual política de apoyos, según reconocen los principales competidores, como Brasil o Argentina.
España hasta ahora ha mantenido una actitud de reserva ante las distintas propuestas que se han ido presentando sobre la mesa, centrando sus prioridades en el mantenimiento de los precios de entrada de las frutas y hortalizas, en la consolidación de la reforma del sistema comunitario del cultivo del algodón y en la búsqueda de un acuerdo definitivo para el régimen de producción y comercialización del plátano.
Precisamente el acuerdo alcanzado en Ginebra este domingo ha sido calificado por el sector platanero canario como “desastroso”, por lo que es necesario aplicar medidas eficaces (financiación de transporte, campañas de promoción y fidelización del consumidor europeo) para hacer frente a esta competencia desigual.
En opinión de ASAJA, nuestro Gobierno debe mostrarse inflexible en la defensa de nuestra agricultura, y muy especialmente la de calidad, garantizando la protección de los productores y de los consumidores respecto a las Indicaciones Geográficas y Denominaciones de Origen, salvaguardando nuestras producciones de las importaciones masivas que pondrían en peligro la supervivencia de nuestras propias explotaciones y garantizando una reglas de comercio equitativas, equilibradas y justas en donde se reconozcan los esfuerzos de modernización, trazabilidad, sostenibilidad, respeto medioambiental, sanitario, veterinario y de bienestar animal de nuestras producciones.
ASAJA recuerda la Declaración Conjunta, firmada recientemente por los agricultores de todos los países, Desarrollados, Emergentes y en Desarrollo, reclamando unas normas justas de comercio que garanticen el derecho de cada país a producir alimentos para su propia población, teniendo en cuenta las preocupaciones antes mencionadas y recordando que el papel de la OMC es el de propiciar el desarrollo de la agricultura en todo el mundo y no su destrucción en beneficio de unos pocos, máxime en estos momentos de escasez de productos alimenticios a nivel mundial, en donde la inversión en la agricultura se revela como elemento estratégico de primer orden.
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