La industria azucarera British Sugar y la organización agraria británica NFU siguen negociando como podría ser la contratación de remolacha cuando desaparezcan las cuotas de azúcar después del 1 octubre de 2017.
Se están discutiendo tres posibles opciones: status quo, precio ligado a los mercados derivativos y contratos de larga duración.
En la opción de status quo sería seguir igual que ahora, es decir, que la organización agraria NFU negociaría con la industria British Sugar un precio fijo anual que se establecería 9 meses antes de iniciar la siembra de la remolacha.
La segunda opción introduce más volatilidad en el precio, ya que éste estaría vinculado a la evolución de los mercados derivados, por lo que el cultivador podría beneficiarse o perjudicarse con los cambios en el mercado europeo e internacional. El agricultor percibiría una precio base (probablemente más bajo que el precio status quo) más una posible prima si se rebasa un determinado umbral en los mercados derivativos.
La tercera opción a la duración del contrato, de manera que en lugar de ser anuales (como hasta ahora) puedan tener una duración más larga (que permita conocer el precio que se va a percibir en los años sucesivos), de manera que el cultivador pueda programar mejor sus cultivos y sus inversiones.
La viabilidad de las opciones dependerá de un mercado cada vez más abocado a la exportación. Los británicos temen que los productores de azúcar continentales, especialmente de Francia, vean a Reino Unido como un mercado potencial.
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