En esta campaña 2006/07 la contratación en España de cultivos para uso bioenergético y la correspondiente solicitud de ayudas se ha disparado, multiplicándose casi por diez, pasando de 25.000 ha en 2005 a unas 200.000 ha aproximadamente este año. La mayor parte de esta superficie es de cereales y solo una pequeña parte oleaginosas. Este fenómeno se ha debido a varias causas, entre las que destaca especialmente la situación de bajos precios de mercado de cereales en el momento de contratar, que hizo que la ayuda de 45 €/ha fuera atractiva para las zonas de rendimientos más bajos, en las que esta ayuda es mayor en términos relativos (por kilo de cereal producido).
La gran abundancia que hay en España de estas tierras de bajos rendimientos es una de las causas de que nuestro país sea ahora uno de los países de la UE que tiene más superficie de cultivo energético acogido a la ayuda comunitaria y el primero en lo que a cereales se refiere, ya que en los otros dos países principales en estos cultivos no alimentarios (Alemania y Francia) lo que se contrata principalmente es colza para biodiesel.
Es muy llamativo y aparentemente contradictorio que el país con más déficit de cereales de la UE sea también el que más superficie dedica a cereales de uso bioenergético. Esto se debe a que el que España sea ahora uno de los países con mas superficie de cereales bioenergéticos, a efectos de la ayuda, no significa ni mucho menos que se esté produciendo materia prima para la producción de biocarburantes, al menos de forma significativa.
La ayuda a cultivos energéticos en la UE está sujeta a la existencia de un contrato con una empresa dedicada a la producción del biocarburante, la cual se compromete a transformar dentro de la UE ese mismo producto o una “cantidad equivalente”. Es decir, el cereal concreto objeto del contrato no tiene porque ser transformado en biocarburante y de hecho no lo es en la inmensa mayoría de los casos, ya que no tiene porque coincidir la localización física del grano con las cercanías de la fábrica.
En un país tan deficitario en cereales como España, lo que se transforma como grano equivalente es normalmente cereal de importación, de ahí que las fábricas estén normalmente cercanas a los puertos. Lo que se hace con el grano objeto del contrato es venderlo en el mercado alimentario, obteniéndose el margen de la compra a precio energético y el precio superior del mercado alimentario. A pesar de que España es el primer país de la UE a efectos de solicitar ayuda de cereal bioenergético no produce apenas grano que realmente se utilice para la fabricación de bioetanol, que en realidad se produce en otros países.
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