El presidente Donald J. Trump ha anunciado que el Departamento de Agricultura de EE. UU. (USDA) va a poner en marcha de un paquete de 12.000 millones de dólares en pagos puente del USDA a agricultores estadounidenses para compensarles por las perturbaciones del comercio y el aumento de los costes de producción, que se han originado como consecuencia de la política arancelaria del gobierno.

Según la Administración Trump, estas ayudas servirán de soporte hasta que entren plenamente en vigor las inversiones previstas en el Proyecto de Ley conocido como OBBBA por las siglas de One Big Beautiful Bill Act (Proyecto de una ley grande y preciosa), que incluye incrementos de entre el 10 % y el 21 % en los precios de referencia de productos básicos como soja, maíz y trigo a partir del 1 de octubre de 2026 para los agricultores elegibles.
Programa FBA para cultivos en hileras
De los 12.000 millones de dólares anunciados, hasta 11.000 millones se destinarán al nuevo Programa de Asistencia para el Puente Agrícola (FBA, por sus siglas en inglés). Según el USDA, este instrumento ofrecerá un alivio amplio a los productores de cultivos en hileras que siembran cebada, garbanzos, maíz, algodón, lentejas, avena, cacahuetes, guisantes, arroz, sorgo, soja, trigo, canola, crambe, lino, mostaza, colza, cártamo, sésamo y girasol.
El FBA está diseñado para abordar, según la Administración Trump, los efectos combinados de las perturbaciones del mercado, los elevados costes de los insumos, la inflación persistente y las pérdidas de mercado vinculadas a la competencia exterior y a prácticas comerciales consideradas desleales que dificultan las exportaciones estadounidenses. El programa aplicará un apoyo proporcional a los productores mediante una fórmula uniforme que cubrirá una parte de las pérdidas modelizadas durante la campaña agrícola 2025.
El USDA indica que este cálculo de pérdidas se basará en un promedio nacional construido a partir de varias fuentes técnicas: las superficies sembradas declaradas ante la Agencia de Servicios Agrícolas (FSA), las estimaciones de costes de producción del Servicio de Investigación Económica, los datos de rendimientos y precios contenidos en el informe de Estimaciones Mundiales de la Oferta y la Demanda Agrícolas (WASDE) y distintos ejercicios de modelización económica.
Los agricultores que cumplan los requisitos del FBA podrán recibir sus pagos antes del 28 de febrero de 2026. Para ello, deberán asegurarse de que sus informes de superficie correspondientes a 2025 estén completos, veraces y presentados correctamente ante la FSA antes de las 17:00 h (hora del Este) del 19 de diciembre de 2025. El USDA publicará a finales de mes las tasas de pago específicas por producto.
El departamento subraya que no será obligatorio vincular estos pagos puente del USDA a agricultores con pólizas de seguro agrario; no obstante, anima a los productores a utilizar las nuevas herramientas de gestión de riesgos contempladas en la OBBBA para protegerse frente a la volatilidad de los precios y los riesgos de mercado en los próximos años.
El resto del paquete, 1.000 millones de dólares, se reservará para productos básicos no cubiertos por el FBA, entre ellos cultivos especiales y azúcar. En este caso, los detalles operativos, incluidos los calendarios de pago, todavía están en fase de diseño y, según el USDA, dependen de una evaluación más detallada de los impactos en el mercado y de las necesidades económicas de estos sectores.
Contexto político y comercial del anuncio
La Administración Trump enmarca este programa en una lectura muy crítica de la etapa anterior. Según la Casa Blanca, los cuatro años de gobierno de Joe Biden han dejado a la economía agrícola estadounidense en una situación frágil debido a una inflación considerada récord, a un debilitamiento de la red de seguridad agrícola y a retrasos en la llegada de ayudas por desastres.
El entorno del presidente Trump sostiene además que la ausencia de nuevos acuerdos comerciales durante la Administración Biden transformó el superávit comercial que, a su juicio, existía bajo el gobierno anterior en un déficit de 50.000 millones de dólares. Ese cambio habría supuesto, según esta versión, una pérdida de mercados internacionales para los agricultores estadounidenses y una fuerte presión a la baja sobre los precios de las materias primas.





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