La lana es un material natural, renovable y biodegradable con un notable potencial para la agricultura circular, por ejemplo como fertilizante, mantillo o componente de compost. Sin embargo, el actual marco jurídico de la Unión Europea impone importantes barreras que dificultan que los agricultores puedan reutilizar o revalorizar la lana directamente en sus explotaciones, a pesar de su valor agronómico y medioambiental.
La situación se ha vuelto especialmente crítica en los últimos años: los bajos precios de la lana y el aumento de los costes de esquila han hecho que la comercialización para usos textiles tradicionales resulte, en muchos casos, económicamente inviable. Como consecuencia, en numerosas regiones los ganaderos se ven obligados a tratar la lana como un residuo, asumiendo costes de gestión y eliminación que añaden presión económica a las explotaciones de ovino.
Lana de alto valor y lana de bajo valor: dos enfoques distintos
El debate europeo distingue entre dos grandes categorías de lana, con necesidades y salidas diferentes. En el caso de las lanas de alto valor, como puede ser la merina, el objetivo prioritario pasa por reforzar su comercialización y valorización en la industria textil, donde siguen existiendo nichos de mercado de calidad.
En cambio, para la lana ovina de bajo valor en agricultura el reto es otro: eliminar las barreras legales y reglamentarias que hoy impiden su uso práctico y sostenible en las explotaciones y en otras aplicaciones circulares. El reconocimiento de la lana ovina de bajo valor en agricultura como recurso y no como residuo permitiría impulsar su utilización como fertilizante natural, mantillo o ingrediente de compost, evitando cuellos de botella y situaciones onerosas para los ganaderos de la UE.
Desde ASAJA Aragón se respalda el trabajo de Copa-Cogeca en Bruselas para que, en el marco de la Estrategia de Bioeconomía de la UE y de la futura Estrategia Ganadera, se abra una oportunidad real para abordar y resolver este problema normativo.
Costes añadidos y oportunidades perdidas para la ganadería ovina
La situación normativa actual tiene efectos directos sobre las explotaciones de ovino en toda la Unión Europea. Los ganaderos asumen costes adicionales por la eliminación de un material que podría contribuir a mejorar la salud del suelo y al reciclaje de nutrientes dentro de la propia explotación. Al no poder integrar este subproducto en los ciclos agronómicos, se pierde una oportunidad evidente para reforzar modelos de agricultura circular basados en recursos locales.
Lo que podría ser un componente valioso de sistemas agrícolas apoyados en la biotecnología y en la reutilización de subproductos ganaderos se convierte, en la práctica, en una carga administrativa y financiera más para el productor. La propuesta impulsada desde Copa-Cogeca plantea precisamente reconocer la lana como un recurso agrícola renovable y de bajo riesgo, alineado con los objetivos de bioeconomía rural y sostenibilidad.
Propuesta de Copa-Cogeca y apoyo de ASAJA Aragón
El planteamiento de Copa-Cogeca apuesta por promover la investigación, la innovación y la difusión de soluciones técnicas para reciclar la lana en las explotaciones agrícolas de forma práctica y respetuosa con el medio ambiente. Se trata de facilitar que la lana pueda utilizarse directamente en la explotación como fertilizante, mantillo o material de mejora del suelo, siempre bajo condiciones de seguridad y trazabilidad adecuadas.
ASAJA Aragón respalda esta línea de trabajo a escala europea y reclama que la lana ovina de bajo valor en agricultura sea reconocida como un recurso estratégico en las políticas de bioeconomía y de desarrollo rural. Para la organización, la clave pasa por adaptar el marco regulatorio, simplificar trámites y eliminar las barreras que hoy impiden que los ganaderos gestionen la lana como un insumo útil y no como un residuo problemático.
El secretario general de ASAJA Aragón, Ramón Solanilla, recuerda que, desde hace años, la lana se ha convertido para muchas explotaciones en un problema en lugar de un recurso, pese a su alto potencial para una agricultura más sostenible. Si la UE elimina las trabas legales, este subproducto de la ganadería podría transformarse en una solución local para la salud del suelo, la circularidad y la sostenibilidad económica y ambiental de las explotaciones ovinas europeas.
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