Con la vendimia prácticamente finalizada en casi todo el país, salvo en algunas zonas del norte, la Unión de Uniones de Agricultores y Ganaderos advierte de que la reducción de la cosecha no se está reflejando en un incremento de los precios de la uva. Según la organización, la producción total se sitúa en torno a los 31,12 millones de hectolitros de vino y mosto, lo que supone una caída superior al 15 % respecto al pasado año, con descensos que superan el 20 % en comunidades como Castilla-La Mancha, Extremadura, Valencia o Murcia.
Pese a este descenso generalizado, los precios percibidos por los viticultores se mantienen bajos. Unión de Uniones destaca cotizaciones que oscilan entre los 0,21 €/kg para las variedades tintas en Valencia y los 0,25 €/kg en las variedades blancas en La Mancha, valores inferiores a los registrados en campañas anteriores.
Bodegas y compradores de graneles presionan los precios
La organización considera que las bodegas están trasladando los ajustes de demanda y márgenes al productor, forzando una situación que perjudica directamente la rentabilidad de los viticultores. Según explica, los compradores de vino a granel están adoptando una actitud de espera ante la posible subida de precios en origen, más notable en vinos tintos y rosados que en los blancos, especialmente teniendo en cuenta la escasa producción registrada en países como Francia.
En las zonas con Denominación de Origen, la campaña también se ha caracterizado por una reducción generalizada de la producción, con excepciones como Rías Baixas, donde se espera una cosecha récord de hasta 37 millones de kilos. En cambio, en denominaciones como Ribera del Duero, Rueda, Rioja o Cava, la tendencia ha sido la contraria, con recortes productivos y precios a la baja.
Factores climáticos y normativos agravan la situación
La ola de calor registrada en agosto, los problemas fitosanitarios como el mildiu y las restricciones de rendimiento en zonas como la DOCa Rioja han puesto al límite la rentabilidad del cultivo, amenazando la continuidad de numerosas explotaciones. Desde Unión de Uniones lamentan que la falta de información y transparencia en las operaciones impida a los viticultores negociar en condiciones justas con las bodegas, y advierten que esta situación está desmotivando la continuidad del cultivo en amplias zonas del territorio.
Además, la organización señala que las políticas comunitarias tampoco están contribuyendo a mejorar la situación del sector. La incertidumbre sobre la continuidad de la Intervención Sectorial Vitivinícola (ISV), la demora del “Paquete Vino” y una nueva PAC que no considera la especificidad del viñedo han generado, según la entidad, un clima de desconfianza y desprotección en un sector esencial para el tejido socioeconómico rural.
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