Los productores de patata del norte y oeste de Europa van a producir unos 23 Mt de patatas, lo que supone 1,3 Mt más que en 2022 e igual a la producción de 2021, de acuerdo con la estimación de NEPG, asociación en la participan los productores de patata de Alemania, Francia, Bélgica y Holanda.

El tizón tardío (Phytophthora infestans) va a tener un gran impacto en la cosecha 2023 con ataques importantes a tubérculos en algunas subregiones.

Las fechas medias de siembra fueron unas tres semanas más tarde que la media (alrededor del 15 al 20 de mayo en lugar del 20 al 25 de abril). La meteorología favorable del mes de agosto provocó un fuerte aumento de los rendimientos, pero también provocó una elevada infestación de tizón tardío. Las variedades semitardías como Fontane y Challenger, y las variedades tardías como Markies, no tendrán todos sus días de crecimiento, a menos que se deje que los cultivos crezcan hasta mediados de octubre.

La producción final de patata se ve afectada por el menor número de tubérculos, con menos peso por la falta de agua y los trastornos fisiológicos (corazón hueco, deformes, podredumbre).

Desde la NEPG recomiendan a los productores que revisen cada campo y evalúen si tienen problemas de tizón y su impacto, ya que esta evaluación es de suma importancia para decidir los pasos a seguir con respecto a la destrucción de la hojarasca y la planificación del almacenamiento. La meteorología en las próximas semanas estabilizará los problemas sanitarios o los agudizará.

Aunque la producción en 2023 es similar a la de 2021, la industria de la patata necesita unos 2 Mt más que hace dos años. Tras las menores producciones en Polonia y el sur de Europa (debido a la menor superficie plantada y a las malas condiciones climáticas), ya se ha iniciado la exportación y en consecuencia, la competencia entre industriales y exportadores.

A nivel mundial, en Europa los expertos creen que la demanda de productos procesados seguirá creciendo alrededor de un 4 % cada año.