Cuando la Unión Europea implantó la Directiva Marco de Agua, los Estados miembros la traspusieron al ordenamiento jurídico nacional y, cada seis años, renovamos la planificación hidrológica.
En estos momentos, España está trabajando en la renovación de esos planes hidrológicos de las demarcaciones hidrográficas para el periodo 2022-2027, que son los documentos que marcan las pautas para la gestión del agua con el fin de cumplir los objetivos medioambientales: alcanzar el buen estado de las masas de agua, racionalizar y proteger la calidad del recurso, satisfacer las demandas y equilibrar el desarrollo regional y sectorial.
Pues bien, los borradores que nuestro Gobierno ha puesto a consulta son, en toda regla, una declaración de guerra al sistema productivo español porque, al contrario de lo que marca el Real Decreto 907/2007, de 6 de julio de 2007, de planificación hidrológica, ni satisfacen las demandas ni equilibran el desarrollo del sector primario, es más, son un freno rotundo y radical a la producción de alimentos. No sé en qué cabeza cabe morder la mano de los que nos dan de comer.
A modo de resumen, la propuesta española no aporta soluciones a los problemas de los profesionales de la agricultura, ni a los de los jóvenes que quieren tener una explotación rentable… ni si quiera a los que llevan años esperando que se resuelva su expediente, ni mucho menos a los de los agricultores que necesitan echar un riego de socorro cuando la sequía amenaza con cargarse su cosecha. Y, además, se suspenden obras hidráulicas y se impone la limitación y los recortes como la única opción de gestión. Ni control, ni infraestructuras ni planificación.
Dicho esto, me cuesta entender cómo el mayor responsable, el Ministerio de Transición Ecológica, pueda ser también el del Reto Demográfico, porque estos planes abocan a una auténtica despoblación. ¿Qué por qué digo esto? Pues porque si los planes dejan sin expectativas a los regadíos y a los jóvenes que se quieran incorporar a la agricultura, es fácilmente entendible que los pueblos se vacíen. Sin agua, no hay desarrollo ni futuro.
Y, al contrario de lo que dicen algunos, agua hay para todos, siempre y cuando se gestione eficazmente el recurso que, por supuesto, lo reconocemos como un bien preciado. Y si no, ¿por qué se pierde agua del río Júcar o del Ebro que acaba en el Mediterráneo? O, ¿cómo es posible que los portugueses sigan desarrollando regadíos con el agua del Tajo?
Así que no puedo evitar que se me pase por la mente que si los planes de cuenca no satisfacen las demandas de los agricultores es porque responden a otro tipo de intereses. ¿Y que interés mayor hay que el del propio dinero?
Desde la Administración nos anuncian 8.000 millones de euros hasta 2027 para la mejora de las cuencas hidrográficas, mientras por otro lado pretenden imponer una recaudación económica a los usuarios, con nuevos cánones de tipo ambiental.
Y, por otra parte, hay otro interés imposible de justificar, el de los que actúan fuera del marco de la ley. Éstos no deben ponerse detrás de una pancarta de ASAJA, y sí detrás de nuestra línea roja.
Poco hace la Administración ante los que comenten prácticas irregulares con el riego en cualquiera de las cuencas hidrográficas españolas… No sé si porque no quiere o porque no puede resolverlo.
Por eso, léase con la mayor contundencia posible, necesitamos la unidad para actuar en el marco de la legalidad. Es la única manera de tener legitimidad para luchar contra los que actúan de esta forma tan deplorable.
Dicho de otra forma, si todos los borradores de los planes de cuenca atentan contra los productores españoles, no veo ningún motivo para no aceptar la declaración de guerra del Gobierno y que los agricultores nos pongamos a luchar.
Aunque, déjenme decir que, antes de declararnos la guerra, ya hubo un conato que no supimos ver. En marzo de 2018, el PSOE publicó las “Bases para un acuerdo del país sobre el agua”, lo que viene llamándose “la nueva cultura del agua”. Ahí ya se marcaban las pautas de lo que este Gobierno pretendía hacer, cortar la posibilidad de desarrollo al sistema productivo español.
Contado todo esto, no veo otra salida que coger nuestras armas y luchar de la única manera que sabemos, ejerciendo nuestro derecho a protestar y, si es menester, convocando una macromanifestación nacional de todas las organizaciones agrarias de ASAJA, porque, al fin y al cabo, no habrá agricultor español que no salga perjudicado de esta.
Todo lo que dice está muy bien, pero quiero indicarle dos cosas, sencillamente para que no meta la pata.
1ª.-El Ebro donde desemboca en el mar, prácticamente no lleva agua «buena». Mis compañeros de la promoción del 59 de la Escuela de Agricultura de Barcelona, me llevaron a recorrer toda aquella zona. Allí el agua dulce apenas tiene dos dedos, todo es agua salada, que pesa más y puede que no se vea.
2º.-El Júcar. Allá a finales de los años 50 ya me recorrí el cauce desde Sueca, mi pueblo, hasta la desembocadura. Posteriormente dando cursillos por todas las Comarcas alicantinas tenía que convencer a los agricultores que lo que ellos veían al pasar por el puente de la carretera, era agua del mar y si dudan que pongan un flotador y verán hacia donde va la corriente. No sé si se insiste sobre los trasvases. Hacerlos en las desembocaduras de ambos ríos es una barbaridad, sólo atribuido a la incompetencia de unos y a la maldad de otros. La barbaridad de millones gastados en el Júcar, tendrían que estar los unos y los otros en la cárcel, por incompetentes o por mala fé. Ha sido tirar el dinero, dinero que pagamos todos por culpa de la situación creada.
Hace unos meses idee un sistema para obtener agua del ambiente en la bajada de temperatura nocturna que quizás a una altura sobre el nivel del mar considerable y con viento fresco de resultado …es bastante sencillo sobre una base o recogedor se coloca un cúmulo cónico de hierba cortada a poder ser verde en gran cantidad y una estructura dentro de ello de tubos perforados terminados en un tubo central estos tubos tendrían lana o algodón en su interior y en la cúspide del tubo central una especie de lámpara también tubular que sostenga y enpape una vez conseguido el agua filtrada una estructura semiinchable a rombos hinchables y otro mosquitera a tipo jersey de lana bicolor de rombos pues cada color uno hinchable otro tela mosquitera o saco…esto hace que a la vez de transpirar se valla enpapando el conjunto más y más al cabo de la noche y el recolector de agua de su fruto….es más se me ocurre que podría estar tapado a su vez por una especie de campana con rendijas de abujeros echas de ladrillo de adobe…puesto que se pueden fabricar insitu…en la montaña o lugar fresco y aireado para ser más económicos y con varios de estos colectores funcionando cada noche.. acaparar el agua para regar o beber u otro uso
Totalmente de acuerdo con el titular, la estrategia a seguir por el Ministerio de Transición Ecológica, nos conduce a la ruina de grandes zonas de riego, productoras de alimentos, consumidoras de CO2 y productoras de O2 y lleva a la despoblación y al desierto.
Si no cambia nos esperan tiempos difíciles, además otros países harán nuestro trabajo.
Hay que luchar porque gane el sentido común.