La semana pasada finalizó prácticamente la siembra de patata en Castilla y León. La superficie sembrada podría ser similar a la del año pasado, es decir, en torno a las 19.000 ha, según ha estimado Eduardo Arroyo, presidente de la Asociación de Productores de Patata de Castilla y León (APPACYL) en declaraciones a Agrodigital.com. No obstante, no se sabrán las cifras definitivas hasta el próximo mes, cuando la Junta de Castila y León publique los datos de la PAC.

Los almacenistas han vendido prácticamente toda la semilla. Se ha constatado un aumento en las ventas de semillas de las variedades Agria y Lady amarillo, porque son las que mejor conservan, ya que tienen más materia seca y menos agua, ahora que no se cuenta con el antigerminativo clorprofam (Bruselas no renovó su autorización). Estas variedades son las que mejor aguantan para ir saliendo en diciembre, enero y febrero a la espera de la llegada de la patata nueva de la siguiente campaña.
Las siembras se han ido realizando de forma muy escalonada, desde primeros de marzo hasta finales de mayo, como consecuencia de las lluvias, lo que permitirá que también los arranques sean escalonados.
Actualmente, un 75% de la superficie cultivada puede estar nacida. En general, el cultivo se encuentra en perfectas condiciones y con buen estado sanitario, ya que las altas temperaturas de los últimas semanas han barrido los ataques fúngicos provocados por las frecuentes lluvias. Mencionar que ha habido algunos problemas en algunas zonas de Salamanca, donde el exceso de agua ha perjudicado la nascencia o incluso ha provocado la muerta de la planta.
Si meteorología acompaña, ésta podría ser una buena campaña agronómicamente hablando y se podrían llegar a producciones sobre 800.000-850.000 t en Castilla y León.

En cuanto a la situación de mercado, ésta va a ser una campaña sin precedentes debido al gran numero de incógnitas que se nos presentan: No sabemos cuánto turismo vamos a tener, por lo que desconocemos la demanda. Tampoco sabemos ni cuánta patata va a entrar de Francia ni cuándo, ya que es previsible que cambie su patrón de envíos. Tradicionalmente estas importaciones llegaban desde diciembre hasta marzo-abril, pero como ahora no van a poder conservarlas por la falta de clorprofam, podrían empezar a llegar a partir de agosto, que es cuando se saca el grueso de la cosecha de Castilla y León. Por tanto, Arroyo estima que en junio y julio va a haber un mercado fluido pero que estará congestionado a partir de mediados de agosto.
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