El grupo de asesoramiento científico y tecnológico de la Comisión Europea, el Scientific Advice Mechanism (SAM) publicó esta semana una declaración en la que recomienda que se revise la actual Directiva de organismos modificados genéticamente (OMGs) para que refleje los los últimos conocimientos y para que se base en la evidencia científica, concretamente al hablar de edición genética y de las técnicas para la modificación de genes.
El posicionamiento es respuesta a la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea del pasado 25 de julio de 2018 en la que se establece que los organismos obtenidos mediante mutagénesis constituyen un OMGy deben estar sujetos a las obligaciones establecidas en la Directiva sobre los OMGs. El SAM alerta de que si no se actualiza la legislación puede haber consecuencias importantes para los ciudadanos europeos (consumidores y agricultores), para el comercio internacional, para la cooperación con los países en vías en desarrollo y también para el avance científico europeo.
“Es necesario mejorar la legislación europea sobre OGM para que sea clara, esté basada en evidencias científicas, para que implementable, proporcionada y lo suficientemente flexible como para hacer frente a los avances científicos y tecnológicos futuros en esta área.” El SAM pide también que se si se tienen en cuenta factores no científicos a la hora de legislar (consideraciones éticas, legales, sociales o económicas) deben ser identificadas como tal y comunicarse de forma transparente como razones no basados en evidencias científicas.
El SAM explica que los cambios introducidos por mutagénesis aleatoria, los que ocurren de forma natural desde los orígenes, son más drásticos que los que resultan de las actuales técnicas de edición de genes. Por todo esto, los productos obtenidos por las nuevas técnicas de edición genética “son potencialmente más seguros que los obtenidos por mutagénesis aleatoria”.
“Será imposible identificar si las mutaciones se produjeron espontáneamente o si fueron introducidas por intervención humana (…) particularmente cuando en algunos casos el producto final será idéntico al obtenido por otros procedimientos (…) Por lo tanto, la imposibilidad de distinguir entre mutaciones que ocurren espontáneamente y diferentes tipos de intervenciones humanas es un tema importante desde el punto de vista regulatorio”. El SAM también advierte de que cumplir la Directiva de OMGs implica la realización de evaluaciones previas a la comercialización de elevado coste y duración, lo que dificulta la participación de las pequeñas y medianas empresas.
Si no se actualiza, la Directiva de OMGs puede “disminuir la inversión, afectar negativamente a la investigación y a la innovación en este campo y limitar la comercialización de productos modificados genéticamente. Además, las obligaciones de trazabilidad y etiquetado de esta Directiva serán muy difíciles de implementar” debido a las dificultades de identificación mencionadas antes. Funete: Fundación Antama.
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