Alrededor del 70% de la patata de consumo que se produce en el norte y oeste de la UE (Francia, Reino Unido, Bélgica, Holanda y Alemania) está bajo algún tipo de contrato, especialmente con la industria de procesado. Hay preocupación entre los agricultores porque muchos de ellos no van a poder cumplir con la patata contratada, debido a la menor producción por la sequía. No saben como van a reaccionar los compradores ni si van a obligarles a cumplir con los contratos de alguna forma. La patata que no está bajo contrato es escasa y cara.

Las organizaciones agrarias de Bélgica, Francia y Alemania están en discusiones con los compradores. Algunos gobiernos han pedido que se declare la situación de sequía como «catástrofe natural», de manera que los agricultores puedan alegar causa de favor mayor para justificar el incumplimiento de contratos.

Se  prevén pérdidas importantes, incluso en los casos que se puedan cumplir con la cantidad contratada.

La dura sequía que ha afectado a estos países durante 2018 va a tener un importante impacto en su cosecha de patata, tanto a nivel de producción como de calidad. Se estima que este año, los rendimientos serán entre un 15-25% más bajos que lo habitual. En el Reino Unido, además de los menores rendimientos, hay que contar también con una superficie cultivada un 3% más baja que el año anterior, según datos de AHDB.

Probablemente, los rendimientos globales más bajos también afectarán a los rendimientos de las patatas de siembra para la próxima campaña.