El uso de
agua para riego viene reduciéndose del orden de un 14% de media desde el año
2000, llegando a superar el 25% en algunas zonas regables. Actualmente su
volumen de consumo neto se sitúa en el entorno de los 14.500 hectómetros cúbicos
anuales de media, lo que supone una reducción de más de 2.360 hectómetros
cúbicos en este periodo, con los que se podrían llenar alrededor de 100.000
piscinas olímpicas, según manifestó hoy el presidente de la Federación Nacional
de Regantes (FENACORE), Andrés del Campo, en el XXXIV Congreso Nacional de
Riegos que se celebra estos días en Sevilla.
El dirigente
de la Federación atribuye este descenso al proceso de modernización de regadíos
que han llevado a cabo los regantes en colaboración con las administraciones
públicas y que, con una inversión de unos 5.000 millones de euros, ha permitido
impulsar la transformación de los tradicionales riegos de superficie en sistemas
de goteo, situando a España como referente internacional en ahorro de agua, sólo
por detrás de Israel.
De hecho, en
una comparativa entre países donde los cultivos agrícolas tienen un peso
significativo en su economía, España se sitúa a la cabeza en capacidad de
producir más con menos agua, al tener casi la mitad de sus 3,6 millones de
hectáreas de extensión regable dotada con estos sistemas de riego, considerado
el más eficiente por su bajo consumo. Concretamente, de las 331 millones de
hectáreas de superficie regable en todo el mundo, apenas un 6% cuenta con este
tipo de sistemas.
España, un espejo en
el que se mira la comunidad internacional
País |
|
% Riego |
España |
3,6 |
49,3% |
Estados Unidos |
22,9 |
7,4% |
India |
65 |
3,1% |
Israel |
0,225 |
75,1% |
China |
63 |
1,2% |
Total mundial |
331 |
6% |
*en millones de hectáreas
Fuente: Fenacore, a partir de datos de la FAO
Ciertamente,
esta colaboración público-privada representa un giro de 180 grados a la hora de
gestionar un recurso tan escaso como el agua. De hecho, en la última década, el
consumo de agua para regadío en España ha pasado de representar el 80% del total
a concentrar el 63%, lo que nos sitúa por debajo de la media. Concretamente, a
nivel mundial, la agricultura consume el 70% de los recursos hídricos.
Lógicamente,
en los países que basan su economía en la industria y que coinciden con aquellos
con las rentas más elevadas, los usos agrarios concentran únicamente el 30% de
los recursos; un porcentaje que se dispara más allá del 80% en los países de
ingresos más bajos, donde el sector primario es la actividad principal.
No obstante,
si tal y como indican organizaciones internacionales como la FAO, para 2050 la
agricultura tendrá que elevar la producción un 60% y un 100% en los países en
vías de desarrollo para poder abastecer a la población mundial, esto sólo será
posible con el regadío que, aunque en España sólo representa el 15% de la
superficie agraria útil, aporta el 60% de la producción final, ya que produce
hasta seis veces más que el secano. A nivel mundial representamos poco más del
40% de la producción de alimentos.
En opinión
del presidente Fenacore, para poder elevar la producción y responder a estos
objetivos, también será necesario un mayor apoyo al sector a través, por
ejemplo, del impulso de la biotecnología desarrollando cultivos con menos
necesidades de agua y mayor tolerancia a las plagas. Además, es crucial seguir
potenciando la aplicación de las nuevas tecnologías en la modernización de
nuestros regadíos para obtener la mayor eficiencia en el uso del agua y la
energía.
El obstáculo
de los costes energéticos
Y es que en
los últimos ocho años, el término de potencia se ha incrementado en nuestro país
en más de un 1.000%, provocando que el aumento medio de la factura eléctrica
haya sido superior al 100% desde 2008 debido a la necesidad de compensar el
déficit de tarifa. Esta circunstancia ha llevado a las regantes a buscar
soluciones creativas que les permitan una abastecimiento de la energía a menor
precio y de esta forma, seguir garantizando un modelo de agricultura sostenible.
Así,
priorizar el aprovechamiento de los desniveles geométricos del terreno para
conseguir que los consumos de energía de los sistemas de riego por presión
puedan ser mínimos o impulsar la producción de renovables (hidroléctrica,
eólica, solar…) para autoconsumo son dos de las iniciativas que están llevando a
cabo.
Según del
Campo, “estas medidas son soluciones parciales para reducir los costes, ya que
lo realmente importante es pagar por la potencia realmente utilizada y no por la
potencia máxima contratada durante los doce meses del año, aunque las estaciones
de bombeo no estén en funcionamiento”. Fuente: Fenacore
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