En el pasado mes de julio informábamos de cómo las temperaturas máximas registradas en varios meses de 2015 constituían ya la efeméride mensual para muchas de la estaciones meteorológicas de Andalucía: “2015, un año caluroso”. Finalizamos 2015 y seguimos en la misma tónica. Podemos observar azahar en diciembre y aceitunas coexistiendo con trama en los olivos de Andalucía, gracias a las altas e inusuales temperaturas que se están produciendo. En la noticia mencionada, comentábamos lo que era una efeméride y se citaba dónde se habían superado las de temperatura. En diciembre está ocurriendo lo mismo, superándose las máximas registradas en la Red de estaciones meteorológicas de la RAIF.
Un análisis rápido podría llevar a concluir que es producto del cambio climático, del que elaboramos una noticia tras la Conferencia Paris Climat 2015: El cambio climático, su influencia en la agricultura y en la fitopatología.
Pero… ¿esto es realmente así? Hay que responder que no es posible afirmarlo: de lo ocurrido este año no se puede inferir nada de lo que va a ocurrir el año que viene. Veamos por qué.
Se define el clima como el estado de la atmósfera, en una determinada zona, durante un periodo largo de tiempo (siglos). Conviene no confundirlo con el tiempo atmosférico, que es el estado de la atmósfera, en una determinada zona, durante un periodo corto de tiempo. La meteorología estudia el tiempo atmosférico y los datos que se muestran aquí son datos meteorológicos, no climáticos. Suele utilizarse el concepto de “calentamiento global” como sinónimo de “cambio climático”, tal vez porque es el efecto mas directo y evidente del mismo.
¿Por qué está aumentando la temperatura del planeta? ¿Quién es el culpable? Hay gases en la atmósfera (el principal es el anhídrido carbónico CO2) que actúan como el plástico de un invernadero, es decir permiten la entrada de la radiación térmica (el calor) procedente del Sol y luego impide que, al reflejarse en la superficie terrestre, se pierda en el espacio. Esto es necesario para mantener una temperatura apta para la vida. El problema es que, después de casi dos siglos quemando combustibles sólidos (carbón y derivados del petróleo), el hombre (ya tenemos al culpable) ha ocasionado un aumento del 30% en los niveles de CO2 que había en la atmósfera al comienzo de la revolución industrial. Este incremento de la cantidad de CO2 atmosférico acentúa el efecto invernadero.
Intentemos imaginar la cantidad de combustibles sólidos quemada desde entonces y pensemos que esos combustibles sólidos, en definitiva, no son más que CO2 retirado por los organismos fotosintéticos (plantas, algas y fitoplancton) de la atmósfera primitiva durante un montón de millones de años e incorporados a la escala trófica. De ahí el adjetivo “fósil” con el que calificamos a los combustibles que utilizamos.
Respecto a la temperatura media de este año, en 2.015 se ha superado la media de los 14 años anteriores en 8 meses; especialmente en mayo (ahí temimos por el correcto cuaje de la aceituna) y en julio (entonces empezó a afectarse la vid) con casi 3ºC más y en lo que va transcurrido de diciembre, 2’4ºC más que la media de este mes (Cfr: Tabla del documento pdf bajo estas líneas). Conviene hacer hincapié en que estamos hablando de temperaturas medias, por lo que no sería grave que, puntualmente, las temperaturas máximas se disparen (como que también ha ocurrido este año).
Entre los hechos que han ocurrido o están ocurriendo puede señalarse cómo las altas temperaturas del verano afectaron al viñedo y los racimos no pudieron madurar adecuadamente; hay árboles de hoja caduca que parece han olvidado que lo son, y permanecen con hojas cuando normalmente ya las han perdido; en los cítricos se ha producido una floración extemporánea, que no va a conducir a nada; hay olivares en los que ya se pueden apreciar las inflorescencias e incluso las flores abiertas; y en Huelva han comenzado a recolectar fresas aproximandamente un mes antes de la fecha habitual.
Las consecuencias de todo esto, en general, no son positivas, pero ¿qué soluciones pueden adoptarse? Sólo la concienciación y la toma de medidas a nivel micro serán una herramienta que mueva la toma de medidas a nivel global: debe evitarse en lo posible la emisión de más CO2 a la atmósfera y, deben protegerse los sumideros que lo sustraen de la misma (bosques, cultivos y océanos). De la educación medioambiental a la protección de hábitats, y a la adopción de una agricultura sostenible son medidas a nuestro alcance. Fuente: RAIF
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