Investigadores de la Universidad Hebrea de Jerusalén y de la Universidad de Yale han descubierto que los cambios anímicos de los saltamontes producen unas alteraciones químicas que afectan a las características del suelo en el que viven.
Recientemente se ha descubierto el miedo de los saltamontes hacia las arañas. Este miedo tiene un impacto en la calidad del suelo cuando el saltamontes muere.
Según un artículo publicado en la revista Science, el estrés que le produce a los saltamontes el miedo a ser devorados por las arañas afecta a su metabolismo que aumenta la cantidad de nitrógeno de sus cuerpos. Además, les lleva a comer más plantas dulces, un proceso que afecta a los microbios y al proceso químico del medioambiente el que se encuentran.
Los científicos tratan de demostrar que cualquier mínimo cambio de cualquier animal influye en el ciclo natural medioambiental. Por eso pretenden llamar la atención sobre la importancia de preservar cualquier tipo de animal para que no se desequilibre ni afecte la producción de plantas en los campos y bosques.
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