En los últimos cuatro años han echado el cierre casi la cuarta parte de las explotaciones de ovino y caprino de Castilla y León, y también han desaparecido sin relevo un 12 por ciento de las granjas de vacuno. Según datos oficiales a los que ha tenido acceso ASAJA, en el periodo 2007-2010 cerraron exactamente 2.862 de las explotaciones de ovino-caprino de la Comunidad Autónoma, el 23,47 por ciento, y un total de 1.990 granjas de vacuno, el 11,96 por ciento.

Por provincias, la reducción del número de explotaciones de ovino ha sido especialmente fuerte en León (745 granjas menos), Zamora (-448), Valladolid (-330) o Ávila (-292). En el caso de las granjas de vacuno, las caídas mayores han sido en León (-871), Salamanca (-545), Burgos (-304) o Zamora (-253).

Las cifras constatan también que es el ovino el que se está llevando la peor parte, puesto que las cifras de abandono doblan las registradas en vacuno. Son datos contundentes que confirman lo denunciado una y otra vez por ASAJA de Castilla y León, que el sector ganadero lleva varios años abandonado a su suerte en una crisis sin precedentes.

“A la dureza del trabajo ganadero se ha sumado en los últimos tiempos la multiplicación de los costes de producción y la congelación de los precios de venta de leche y carne, condiciones de mercado que, unidas a las complicaciones burocráticas, los problemas derivados del saneamiento y la desatención de las administraciones, explican esta debacle”, apunta ASAJA.

La organización profesional agraria advierte que “no estamos hablando sencillamente de un ajuste del número de activos, puesto que el descenso de activos no se ceba de igual modo en la agricultura. Estamos hablando de la desaparición de un modelo productivo que sostiene como ningún otro la vida en los pueblos y la actividad en el territorio: detrás de cada abandono de una granja, está el abandono de un trozo de la superficie de nuestra región”.