La comida en conserva lleva existiendo 200 años. La inventó un cocinero francés, llamado Nicolás Appert, que experimentaba con formulas para conseguir que la comida le durara más tiempo. Llenó grandes frascos de vidrio con los alimentos, los selló con corcho y cera, y los hirvió durante varias horas. El experimento funcionó. Aunque la comida se convirtió en una pasta, consiguió que no se estropeara.

El método de Appert se hizo famoso cuanto este cocinero ganó un concurso organizado por Napoleón Bonaparte, que buscaba medios más sencillos de alimentar a sus ejércitos.

Inicialmente las conservas fueron en vidrio, porque el problema de la hojalata es que no había abrelatas. Este invento surgió 50 años después, lo que hizo que las latas se convirtieran en la reinas de las conservas.

Actualmente, las conservas se basan en los mismos principios, aunque la tecnología se ha redefinido y perfeccionado. Se han eliminado materiales como el plomo que resultan venenosos y se han ajustado las temperaturas de manera que se consigue la conservación preservando el gusto y la calidad.