Los tres mayores fabricantes europeos de fécula de patata; Avebe (Países Bajos); Emsland (Alemania) y Lyckeby (Suecia) han ratificado su interés en que la Unión Europea apruebe el cultivo comercial de la patata transgénica AMFLORA, modificada para que su fécula esté constituida por amilopectina, en lugar de por una mezcla de amilasa (80%) y amilopectina (20%) como las patatas convencionales.

La modificación genética consiste en “silenciar” el funcionamiento del gen que codifica una enzima (Granule Bound Starch Synthase; GBSS), clave para la síntesis de la amilasa. Con ello se obtiene una fécula con propiedades que permiten que se pueda utilizar para determinados usos especiales, como la fabricación de pasta de papel, textiles o adhesivos.

Esta patata tiene desde hace tiempo informe favorable de la Agencia Europea de Seguridad de los Alimentos (AESA) que ha determinado que es al menos tan segura como puedan serlo las variedades convencionales y, según los fabricantes, tiene un gran potencial para crear nuevo valor añadido para los agricultores y la industria feculera.

El Consejo de Ministros de la UE no alcanzó hace unos meses acuerdo para aprobar o rechazar la propuesta para autorizar su cultivo, debido a los problemas políticos asociados con los OMG, por lo que es la Comisión Europea quien debe decidir sobre su propia propuesta, lógicamente a favor.

En recientes ocasiones relacionadas con aprobaciones para la importación, como la del maíz GA-21 la Comisión ha decidido de forma rápida. Sin embargo parece que una aprobación para el cultivo despierta más sensibilidad política y la decisión se está aplazando. La Unión Europea no aprueba ningún nuevo OMG para el cultivo desde hace ya varios años, por lo que de producirse en este caso supondría poner fin a la moratoria que existe de facto referida al cultivo en suelo europeo.