La Comisión europea reafirmó la semana pasada su fe en el desarrollo de los biocarburantes como un medio para luchar contra el cambio climático. Estas declaraciones vienen a colación del último informe de perspectivas agrarias de la OCDE en el que se pone en duda el teórico efecto positivo de los biocarburantes sobre el medio ambiente.

Según declaraciones de un portavoz de la UE “Estamos definitivamente convencidos de que los biocarburantes producen menos dióxido de carbono que los combustibles fósiles y que el balance energético será aun mejor con los biocarburantes de segunda generación”.

El estudio de la OCDE no cuestiona sin embargo el balance energético de los biocarburantes, sino otros aspectos, como la competencia con los cultivos alimentarios y el alza de precios que provoca, así como la destrucción de hábitats naturales por el fomento de la expansión de la superficie agrícola. La cuestión no sería si los biocarburantes emiten menos CO2 que los combustibles fósiles, algo que el informe de la OCDE no cuestiona, sino si el coste social y medioambienetal que conllevan es proporcional a sus supuestos beneficios.