Según un estudio de la Universidad de Pennsylvania comer una sopa baja en calorías antes de las comidas es una estrategia que ayuda a mantener dietas de adelgazamiento, ya que las personas que empiezan las comidas con una sopa de este tipo ingieren en el conjunto de la comida menos calorías totales, que los que no comen sopa.
Este estudio confirma otros anteriores en los que se ha comprobado que las sopas contribuyen a aportar una sensación de saciedad, que se consigue sobre todo con sopas claras que tengan tropezones de vegetales.
Los investigadores advierten que el efecto de saciar aportando pocas calorías se consigue con sopas de 100-150 calorías por plato, que es fundamentalmente un caldo de verduras, no con sopas densas o cremosas que podrían incrementar la ingesta total de calorías.
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