Monsanto está tratando de llevar también a España su ya viejo pleito por el uso clandestino de sus semillas en Argentina, a base de reclamar sus derechos de obtentor en el producto importado por países donde las leyes de propiedad intelectual son más estrictas.
En estos días se han inmovilizado dos cargamentos de harina de soja argentina en los puertos de Bilbao y Santander por denuncias de incumplimiento de la legislación sobre patentes. Acciones similares se han llevado ya a cabo en otros países de la UE, como Dinamarca y Holanda
Argentina y Monsanto mantienen desde hace años una disputa debida al uso generalizado que se hace de semillas de soja protegidas por derechos de propiedad intelectual, en este caso de la soja OMG tolerante al glifosato, aunque la característica de ser o no OMG es independiente del caso, que se podría dar igualmente con semillas convencionales.
Tras muchos meses de negociaciones sobre un posible sistema de pago y la cuantía de las regalías sobre las semillas, no ha sido posible llegar a un acuerdo, por lo que la empresa decidió a mediados del año pasado iniciar acciones sobre el producto obtenido y vendido en los países que importan la soja argentina.
Argentina, tercer productor mundial de soja, siembra variedades que en un 95% contienen la característica genética obtenida por Monsanto de ser tolerante al herbicida glifosato (denominada comercialmente Roundup Ready o RR). Sin embargo, la gran mayoría de la soja que se siembra es de reempleo de los propios agricultores, o bien de comercio clandestino, que en Argentina se denomina coloquialmente “de bolsa blanca”. Se estima que solamente un 17% de la semilla se siembra o comercializa de forma legal.
Al igual que en la UE, en Argentina no es legal la comercialización de semillas no certificadas (fiscalizadas), y el reempleo, aunque está permitido, debe hacerse pagando los correspondientes derechos de obtentor, cosa que en la práctica no se hace en una gran mayoría de los casos. Al igual que sucede por ejemplo en España con el reempleo de semillas de trigo o cebada de variedades protegidas, las leyes se incumplen de forma sistemática en un alto porcentaje.
Esta cuestión ha llegado a tal punto que en enero de 2004, Monsanto anunció que abandonaba el negocio de semilla de soja en Argentina por falta de rentabilidad, centrándose en sus áreas de maíz, sorgo o algodón, donde el reempleo no es posible por tratarse de semillas híbridas.
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