El Departamento de Agricultura de EEUU está probando el uso de “narices electrónicas”, consistentes en sensibles sensores de los gases en el ambiente en aplicaciones relacionadas con la agricultura y la alimentación.

Los usos en los que se pueden utilizar estos sensores son, entre otros, la detección precoz de hongos en los granos almacenados o de plagas y enfermedades en los cultivos. Los aparatos que se están probando detectan determinados compuestos incluso en partes por trillón y ya están comenzado a emplear en algunas industrias agroalimentarias, como las del vino o la cerveza para cuantificar los aromas.

El aparato también sirve para clasificar la calidad de determinados productos como los ensilados, detectando los productos de fermentación de los hongos.