En 2006, las organización medioambiental Greenpeace y la presión de los consumidores consiguieron que empresas como Mc Donalds y Wall-Mart acordaran no adquirir productos con soja procedentes de selvas amazónicas deforestadas. Este acuerdo consiguió ampliarse al sector privado. Se conoce popularmente como Moratoria a la Soja.
Un estudio dirigido por Holly Gibbs de la Universidad de Wisconsin-Madison y en el que también han participado científicos brasileños ha puesto de manifiesto que la moratoria ha funcionado y que ha ayudado a reducir drásticamente la cantidad de bosque amazónico talado, según ha publicado Science. Antes de la moratoria, el 30% de las expansión de la soja en Brasil era a costa de talar la selva, mientras que después de la moratoria, este porcentaje era de solo un 1%.
Entre 2001 y 2006, antes de la moratoria, la superficie cultivada de soja en Brasil aumentó en un millón de hectáreas, contribuyendo a registrar tasas record de deforestación. En 2014, ocho años después de la moratoria, casi ningún bosque adicional fue talado, a pesar de que la superficie cultivada de soja creció otros 1,3 millones de hectáreas.
Los investigadores apoyan que continúe la moratoria.
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