Esta es la pregunta que se hace la Fundación Savia, que considera que la mala gestión que España está haciendo con los pastos en la aplicación de la PAC, los ha llevado a la marginalidad, al abandono y ha contribuido a que muchos de ellos terminen ardiendo, degradando el suelo y contaminando el medio ambiente.
La fundación señala que resulta difícilmente explicable que España siendo un País con más hectáreas de pastos (19 millones de hectáreas) que de tierras dedicadas al cultivo (17,5 millones de hectáreas) esté aplicando una Pac que deja fuera del Pago Básico (Ayuda a la Renta de los productores) al 70% de los pastos españoles marginando de forma incompresible al trípode medioambiental Pasos- Dehesa- Ganadería Extensiva que es un ejemplo paradigmático de sostenibilidad agraria y economía circular (primigenia) que cumple mucho mejor que muchos de los cultivos (que SI reciben esta ayuda) con los objetivos medioambientales del Pacto Verde Europeo (Green Deal) y las estrategias que lo sustentan “ De la Granja a la Mesa “ y “Biodiversidad 2030”
El daño causado al sector de la Ganadería Extensiva con la errónea aplicación de la PAC y otras decisiones administrativas ha provocado la desaparición del 65% de las explotaciones ganaderas familiares, la despoblación en el 80% de las zonas rurales, el poner en peligro de extinción al 84% de las razas autóctonas españolas y la contribución a la aparición del fuego en cerca de tres millones de hectáreas en los últimos 35 años, denuncian desde la Fundación Savia.
Esta organización ha realizado un informe al respecto, en el que destacan los siguientes datos:
1. El injusto reparto que por ejemplos se hizo el año 2015 con los Derechos de Pago Básico de la PAC, cuando de los aproximadamente 20 millones de hectáreas admisibles que España reparte entre los agricultores y ganaderos, entrega a los agricultores 15,35 millones de Derechos de Pago Básico (78%) mientras qu a los ganaderos de Pastos) solo se les entrega 4,5 millones de derechos (22%). Pero es que además de esta marginación surgida en el reparto de los Derechos (1 de cada 5) se les vuelve a perjudicar con la adjudicación de la partida presupuestaria, ya que del importe total del Pago Básico los agricultores reciben el 85,4% mientras que los ganaderos de extensivo (pastos) solo reciben el 14,6% (1,5 euros de cada 10).
2. La desconcertante regionalización que hizo España (50 regiones PAC) para distribuir los mal llamados Derechos Históricos (basadas en producciones del siglo pasado ya desacoplados ) dio lugar a otro grave perjuicio económico para los ganaderos ya que a ellos se les concentran casi todas las hectáreas de Pastos en DOS incompresibles regiones (Región 103 y Regio 203) a las que se les adjudica un valor medio de Pago Básico de 70 euros /ha admisible mientras que a los agricultores se les distribuyen cuidadosamente sus hectáreas por toda España con 43 regiones para conseguir, con una amplísima horquilla de valores, que los Derechos de Pago Básico tengan un valor medio de 180 euros /hectárea admisible (TRES veces superior a los que cobran los ganaderos de extensivo)
3. La conjunción de la incomprensible regionalización y el injusto reparto de las ayudas ha dado lugar a la debacle casi definitiva de la Ganadería Extensiva y de la Dehesa, de tal forma que de los 5.006 millones de euros de pagos Directos que llegaron desde Bruselas en el año 2018, los ganaderos solo recibieron unos 820 millones (incluidos Pago Verde + asociados) mientras que los agricultores recibieron unos 4.180 millones de euros (el 81% del total)
Desde la Fundación Savia y la Federación Española de la Dehesa (FEDEHESA) hacen las siguientes propuestas:
A. Considerar una Región Específica para todos los Pastos (dividida en zona húmeda y seca) con una Ayuda Básica que nunca puede ser inferior a los 120 euros por hectárea admisible y permita llegar a los 200 euros por hectárea para aquellos ecosistemas mas sensibles que requieran mayor mano de obra y dedicación como es el caso de la Dehesa.
B. Como alternativa y partiendo del Fallo Correspondiente a la Sentencia de fecha 09/06/2016 del Tribunal de Justicia Europeo, que le dice a España, que:
“Los Pastos que se utilizan por el ganado se deben considerar superficie agraria“
Se debería:
1) Incluir los Pastos Mediterráneos en la Región de los Cultivos de Secano
2) Incluir los Pastos Húmedos en la Región de cultivos de Regadío
3) Incluir a la Dehesa en la región de los Cultivos Permanentes (ya que las encinas son árboles productores de frutos como se reconoce por la propia Administración al crear la Capa de Montanera y por supuesto con todas las garantías normativas tendente a proteger este Ecosistema)
4) Dedicar Fondos “Next Generation” para dos Proyectos:
a. Plan de Reconstrucción de los Pastos y de la Ganadería Extensiva
b. Plan de Proyección y restauración de las Dehesas incluida en la Capa de Montanera.
Buenos días.
Esta es la triste realidad de la ganadería extensiva.
Al que menos trabaja más subvención se le da.
Habrá que traer la carne de Polonia o Irlanda.
Esta comunicacion es sólo la punta del iceberg de la alevosia con la que se ha hundido en España a la Ganadería Extensiva… esperemos que vaya saliendo a la luz toda la oscura maniobra que hay detrás de ello.
Si el gobierno no incentiva y no apuesta de una forma clara por la ganadería extensiva, si no permite que los animales entren a pastar en todos los montes eliminando el combustible del suelo, o las labores para hacer carbón vegetal o picón limpiando-podando arboles y matorral, si continua con las políticas que ningún vaquero, pastor o cabrero entiende (que son los que realmente entienden), podrán destinar decenas de millones de euros en avionetas, helicópteros, operarios y no conseguirán apagarlo y además pondrán en peligro sus vidas. Jamas podrán apagar esos incendios llamados hoy » de sexta generación» y es que son muchas las generaciones que lleva acumulándose el combustible en el suelo por falta de pastoreo. Como dijo una Jefa del infóca «estos solo se pueden apagar si llueve» y yo añadiría » o cuando se haya quemado todo lo que podía quemarse».
Amigos, no habrá incendios de séptima generación, porque los de la sexta generación habrán acabado con todo lo que podía quemarse, hasta con la paciencia de los ciudadanos que vemos con impotencia como se destinan equivocadamente recursos a intentar apagar, cuando solo se puede intentar prevenir, mientras, nuestro ecosistema y nuestra indignación contínuan ardiendo.