Un estudio llevado a cabo por investigadoras de la Universidad de Navarra ha aportado nueva luz sobre como se desarrollan las encefalopatías espongiformes transmisibles (EET) a través de la ingesta de alimentos contaminados y a como se propaga el prión que las provoca. La investigación ha detectado la posición de la proteína priónica sana (PrPc) en el aparato digestivo de la vaca de raza autóctona Pirenaica, de primates y de ratas.
La forma patógena de esta proteína (PrPsc) es la responsable de las EET. Son un grupo de enfermedades neurodegenerativas, actualmente sin cura, que afectan tanto a animales como al ser humano. Se caracterizan por la acumulación en el cerebro de la forma patógena.
Para que estas enfermedades se desarrollen, el organismo debe contar con la forma sana, que está presente en todos los mamíferos. Además, la forma patógena tiene que entrar en el organismo. Aunque existen varias posibles vías de entrada del patógeno, siempre se ha sugerido que la vía principal es la oral a través de la ingesta de alimentos contaminados. Una vez dentro, transforma a la forma sana en forma patógena y se acumula en el cerebro
La importancia del descubrimiento de la Universidad de Navarra es que actualmente se conoce poco de este proceso y de como tiene lugar, es decir, cómo la proteína consigue atravesar la pared digestiva, contactar con la PrPc, transformarla y finalmente llegar hasta el cerebro. Por tanto conocer la localización exacta de la PrPc en la pared digestiva puede facilitar esta labor.
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