El trigo y cebada que están contaminadas con micotoxinas procedentes del hongo Fusarium graminearum no pueden destinarse a la alimentación de los cerdos. Una investigación llevada a cabo por la Universidad de Manitoba ha puesto de manifiesto que el descascarillado de los granos resulta muy efectivo para la descontaminación de éstos.
La toxina más importante producida por Fusarium es el deoxynivalenol (DON). Este también se conoce como vomitoxina, dado que ocasiona vómitos en porcino y en otros animales monogástricos.
En el estudio realizado, separando la cáscaras del grano, que representa un 15% del peso de la cebada, se consiguió eliminar en un 70% el DON, obteniéndose un grano que era adecuado para su uso en la alimentación animal. Además, se redujo la fracción de fibra con lo que se aumentó en un 15-20% el valor de energía digestible.
Se comprobó que cuando los granos descascarillados se proporcionaban a lechones, el desarrollo de los mismos era igual o incluso mayor que el de los lechones que se habían alimentado con una dieta con el mismo perfil de nutrientes pero usando maíz como ingrediente principal.
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