Japón es uno de los países desarrollados con más dependencia agrícola, situándose, junto a Suiza, por debajo de otras economías avanzadas como Reino Unido, Alemania, Estados Unidos y Francia. Esta dependencia agrícola ha ido en aumento desde los años 60 e implica una necesidad alimentaria estructural, por lo que las relaciones comerciales han de establecerse a largo plazo, lo que convierte al país en un mercado estratégico, según un estudio publicado por el ICEX y realizado por Isolda Rosique, de la Oficina Económica y Comercial de España en Tokio.
Japón ocupa el puesto nº15 en el ranking mundial de productores de porcino, situándose la carne de cerdo en la undécima posición en cantidad y quinta en valor entre los principales productos agrícolas y ganaderos del país. No obstante, la producción nacional no basta para cubrir la propia demanda japonesa, ya que el consumo de carne de cerdo ha experimentado una tendencia positiva durante los últimos años que la ha colocado como la segunda más consumida de todo el país.
España ha pasado del puesto 14 que tenía en 2004 al quinto en valor en 2013 como suministrador de carne porcina fresca y congelada a Japón. 2014 ha consolidado este puesto con una cuota de mercado del 7,86%, y siendo el país que más ha crecido con diferencia. Crece pues a un ritmo constante tras el 5,1% de 2013, el 3,8% de 2012 y el 1,4% de 2009. Respecto al jamón, a día de hoy se mantiene en cabeza en la importación de jamón sin deshuesar y en segundo lugar, tras Italia, en jamón deshuesado.
Los principales competidores de España en el mercado de la carne fresca y refrigerada son EE.UU., Dinamarca, Canadá, México y Chile (estos dos últimos países habiendo firmado sendos acuerdos de libre comercio con Japón). En lo que respecta a los jamones, el principal rival por cuota de mercado es Italia.
En lo que respecta a la demanda, la tendencia en Japón hacia el consumo de productos cárnicos, que normalmente se consumen como plato único, y la mayor preocupación de los japoneses por la salud, han puesto de moda los productos bajos en grasas y en sal. Los productos elaborados con carne de cerdo ibérico parecen gozar de un gran potencial en el mercado japonés, ya que las posibilidades para su consumo son múltiples, ya sea como componente del almuerzo diario, o como degustación culinaria en forma de tapas. No obstante, para el público en general el producto más conocido es el jamón ibérico, y se limita a círculos más reducidos de población, un segmento alto de consumidores que buscan la calidad y exclusividad de su sabor, y que se muestran dispuestos a pagar un alto precio por ello. La modificación de la normativa de productos de cerdo ibérico producido a finales del año 2013 puede resultar útil en el mercado japonés.
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