La futura PAC debe ser capaz de responder a las crecientes necesidades mundiales de alimentos ya señaladas por el G-20, por lo que debe apoyar la base económica de la agricultura. Asimismo, la futura convergencia de las ayudas de la PAC no podría ser posible sin aproximar las condiciones de vida a nivel europeo ( paridad del poder de compra) y de los costes de producción. Este proceso debería realizarse con el tiempo suficiente y la máxima flexibilidad para permitir la adaptación progresiva de los sectores productivos.
En estos puntos coinciden la organización agraria francesa FNSEA y la italiana Coldiretti, que han elaborado un comunicado de prensa conjutno, tras un encuentro de los presidentes de ambas OPAS, en Roma el pasado 27 de enero.
Los agricultores de ambas organizaciones también apoyan que la definición de agricultor activo pueda tener en cuenta las especificidades nacionales; que el componente verde de la PAC no vaya en contra de la producción; que se apoye más a los jóvenes agricultores y que se cuente con herramientas de gestión de mercado que sean suficientes y eficaces.
También han estado de acuerdo en que la nueva PAC tiene que tener la flexibilidad suficiente para permitir ayudas acopladas, gestionadas nacionalmente, en el caso de sectores especialmente sensibles.
El derecho de la competencia europea debería evolucionar para que las propuestas de la Comisión en relación a la generalización de las organizaciones de productores (OP) sean realmente eficaces, según FNSEA y Coldiretti. Además, ambas organizaciones creen que se debería apoyar más los canales cortos de comercialización, por ser los que más benefician al productor.
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