Entre 1997 y 2003 la distribución francesa estuvo pagando una tasa con el fin de recaudar fondos para pagar la recogida y destrucción de cadáveres de las explotaciones y de los subproductos de matadero y salas de despiece. Ahora, el Ministerio francés de Economía ha empezado a devolver a la distribución este dinero cobrado.
De forma mayoritaria, todos los representantes de los ganaderos se han mostrado en desacuerdo con esta situación. Aunque la tasa la abonaba la distribución, realmente quien la tenía que pagar y pagó fue el consumidor, dado que la distribución ya se encargó de aumentar los precios al consumo para que así fuera. Para los productores franceses ésta es una situación realmente injusta porque el dinero se está devolviendo a quien no lo ha pagado, ya que la distribución no va a revertir estos fondos sobre el consumidor.
En noviembre de 2003, el Tribunal de Justicia de Luxemburgo emitió un dictamen por el que consideraba que dicha tasa era una ayuda nacional. El caso se inició por una denuncia de la cadena de supermercados GEMO que estaba en desacuerdo con tener que pagar la tasa.
Desde enero de 2004 hay en Francia un nuevo sistema de financiación. Con el nuevo mecanismo, una parte de los costes es financiado directamente por el Estado, mientras que la otra parte proviene de una tasa obligatoria soportada por los mataderos y por una contribución directa de las salas de despiece de vacuno, de los charcuteros artesanos y de los ganaderos de porcino y aves.
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