Desde que el Farm Bill de 2002 introdujo el etiquetado del país de origen, éste ha sido fuente de continuas controversias. La Cámara de Representantes de EEUU ha votado esta semana que no se destine ningún presupuesto del Departamento de Agricultura a la implementación en carnes, del sistema de etiquetado indicando el país de origen.
 
Inicialmente, muchos productores, industrias y distribuidores se mostraron en desacuerdo con el sistema, por considerar que suponía una gran burocracia y un incremento de los costes que el consumidor no parecía dispuesto a asumir. Con la aparición del caso de EEB en Canadá, muchos de los que en un principio estaban en desacuerdo cambiaron de parecer, dado que desde ese momento les empezó a parecer interesante poder ofertar al consumidor, carne de vacuno que es originaria de EEUU, donde nunca se ha detectado ningún caso de la enfermedad.
 
El resultado de la votación de la Cámara de Representantes ha despertado gran expectación y sorpresa. Especialmente ahora, en que las autoridades de EEUU están en negociaciones con las de Canadá, de cara a levantar el cierre de las importaciones de vacuno canadiense. También, en estos momentos, Japón está demandando a la administración de EEUU que a partir del 1 de julio de este año, toda la carne que se exporte al mercado nipón tenga que llevar un sistema de certificación de que efectivamente procede de EEUU. Japón considera que en caso contrario es muy probable que llegara carne canadiense vía los EEUU.
 
El Farm Bill de 2002 estableció que a partir del octubre de 2004 sería obligatorio que las carnes de vacuno y porcino, los cacahuetes, las frutas y hortalizas y los mariscos llevaran un etiquetado en donde se especificara el país de origen. Antes de dicha fecha, la implementación de este sistema de etiquetado ha tenido carácter voluntario.