Ayer jueves 18 de diciembre, Bruselas se despertó con un ruido poco habitual incluso para el Barrio Europeo: bocinas largas, motores al ralentí y una hilera de tractores ocupando sus calles. Antes de que arrancara oficialmente la marcha, el perímetro ya estaba marcado por barreras policiales. En torno a las 9:00, el cañón de agua entró en escena por primera vez para frenar a algunos vehículos que trataban de rebasar el cordón.

Foto: rrss (Luc Auffret)
La convocatoria tenía un recorrido anunciado desde la Gare du Nord a las 11:00, con final previsto en la plaza de Luxemburgo a última hora de la tarde. La práctica fue más caótica: el flujo de tractores y manifestantes se repartió por varios puntos del distrito comunitario, con el centro de gravedad desplazándose hacia las inmediaciones del Parlamento Europeo a medida que avanzaba el día.
El pulso frente al Parlamento Europeo
Con el tráfico ya colapsado, la protesta agraria en Bruselas 18 de diciembre fue ganando temperatura visual: humo negro de neumáticos ardiendo, petardos y elementos simbólicos que buscaban dramatizar el mensaje (incluso un ataúd rotulado con “Agriculture”). En paralelo, parte del personal del Parlamento Europeo tuvo que ser evacuado por daños y la presión en el entorno más cercano al edificio.
A media mañana, el pulso se volvió físico. Empezaron los lanzamientos de objetos en la primera línea: patatas , huevos, remolachas… salieron disparados hacia las vallas y el cordón policial. En los momentos más tensos, también volaron piedras y se registraron roturas de cristales en la zona.

Foto: rrss (Luc Auffret)
La respuesta fue escalando por capas: agua a presión para empujar a los grupos más pegados a las barreras, gas lacrimógeno para abrir distancia y, en el tramo más agitado, uso de espray de pimienta. A las 14:15 llegó una de las escenas clave de la jornada: la policía cargó en la plaza de Luxemburgo y el dispositivo pasó de contener a despejar, con varias intervenciones consecutivas para dispersar al núcleo más duro.
Hacia las 15:15, la evacuación de la plaza de Luxemburgo marcó el principio del final. El espacio quedó prácticamente vacío en pocos minutos, aunque la tensión se trasladó a calles estrechas cercanas, con carreras y un “gato y ratón” entre grupos rezagados y agentes.
El eco de la protesta no se quedó solo en la plaza. El transporte público sufrió desvíos y cortes en líneas de bus y ya por la tarde se registraron bloqueos de tractores fuera del centro, con retenciones en vías de salida y entradas hacia Bruselas. En el tramo final, la ciudad fue recuperando el pulso, pero el Barrio Europeo quedó marcado por una estampa poco frecuente: restos de hogueras, barreras desplazadas y un reguero de basura y objetos sobre el asfalto.
En el trasfondo, la protesta se centró en el rechazo al acuerdo UE-Mercosur y en el temor a una mayor presión de importaciones agroalimentarias, además del debate abierto sobre el futuro presupuesto comunitario y el rumbo de la Política Agraria Común (PAC). La protesta agraria en Bruselas 18 de diciembre buscó trasladar esa presión literalmente a las puertas de la cumbre, con una jornada que dejó imágenes de alto impacto y un balance de fuerte tensión en la calle.





Lluvia, lluvia necesitamos aquí que si no veremos si nace el cereal de invierno y entonces será peor