El sistema europeo de alertas alimentarias ha registrado en el primer trimestre de 2025 un total de 251 interceptaciones de frutas y hortalizas procedentes de países terceros que contenían materias activas no autorizadas o con un Límite Máximo de Residuos (LMR) superior al permitido en la Unión Europea. Esta cifra representa un aumento del 11% respecto al mismo periodo del año anterior, cuando se notificaron 226 alertas.
Durante el mes de marzo se observó un incremento aún más pronunciado, al pasar de 83 casos en 2024 a 94 este año, lo que supone una subida del 13%. En el caso concreto de los cítricos, se notificaron 28 interceptaciones en todo el trimestre, de las cuales 11 se produjeron en marzo. Un 64% de estas alertas procedían de Egipto, país que incrementa sus exportaciones de naranjas a Europa en esta época del año, compitiendo directamente con la producción nacional.
Las materias activas detectadas en estas partidas no están autorizadas para los agricultores europeos o superan los límites de residuos establecidos en la normativa comunitaria. Esta situación, además de representar un riesgo sanitario potencial para los consumidores, supone una competencia desleal para los productores locales, que deben cumplir normativas más estrictas y afrontar mayores costes de producción.
Ante esta tendencia al alza, LA UNIÓ ha reclamado a la Comisión Europea un endurecimiento de los controles sobre las importaciones agrícolas de terceros países. En concreto, propone aumentar al 50% los controles de identidad y físicos a las frutas y hortalizas procedentes de los países con más interceptaciones, como Egipto y Turquía. Además, solicita que estas medidas se mantengan durante todo el año, y que, si en cualquiera de los meses se detecta un aumento del 5% en las alertas para un determinado producto, se suspendan automáticamente las importaciones del país en cuestión o de los productos implicados.
La organización agraria también insiste en la necesidad de establecer mecanismos de reciprocidad en los estándares de producción entre los productos importados y los europeos. Critican que no se esté aplicando el principio de las cláusulas espejo ni se exija a los países exportadores una reducción progresiva en el uso de materias activas, como sí se está imponiendo a los agricultores de la UE.
Desde LA UNIÓ advierten de que, mientras las autoridades comunitarias continúen reduciendo el número de materias activas autorizadas sin ofrecer alternativas eficaces a los agricultores, y no exijan las mismas condiciones a los productos que se importan, se está comprometiendo la sostenibilidad del modelo agrario europeo.
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