1ª Etapa escolar hasta bachillerato
Sueca es un pueblo agrícola, de agricultores que a principios del siglo XX tenía una gran importancia por su cultivo principal, el arroz y según decían los carteles era el pueblo más arrocero de España, con unas 8.000 hectáreas, además de otras 2.000 principalmente hortalizas y cereales, que poco a poco, a partir de principios de los años 50, iban pasando a Cítricos.
Mis padres, como casi todo el mundo vivían de la Agricultura, disponían de una parcela arrendada de arroz. Durante la Guerra Cívil en Sueca se hizo lo que se llamó pomposamente una “Transformación Agraria”, pero que en realidad fue una simple “Distribución de tierras” entre todos los agricultores con familia, en activo. Debido a las penalidades de aquellos años en el frente, mi padre tenía problemas de salud, creo que se llamaba asma, estaba en el pueblo por lo que le ofrecieron una parcela de huerta para cultivar, a la que previamente tenía que acondicionar y preparar bien, antes de sembrar. Él nunca me lo dijo, pero años más tarde, un familiar me contó toda la historia que fue muy simple. Una vez acondicionada la sembró de trigo y la estuvo cuidando durante todo el ciclo, confiando en una buena cosecha. Un poco antes de la recolección Sueca fue “liberada”, es decir, pasó a ser nacional, e inmediatamente el verdadero dueño de la tierra recuperó su finca y con ella la cosecha pendiente, que valdría más que la tierra. Supongo que no debió ser un caso único en el pueblo, pero él nunca me lo comentó y el único interés fue enterarme de la parcela y nada más, bueno lo incorporé la historia a la idiosincrasia suecana, es decir, del “mesinfotismo mísero”.
Terminada la guerra mi padre comprendió que era de la huerta y con mucho trabajo, de lo que se podía ganar dinero en aquellos años. Así que devolvió la parcela de arroz y con el dinero que le dieron arrendó dos de huerta y otra heredada parcialmente de la familia de mi madre, empezando a cultivar verduras, pero con gestión previa, analizan qué era o qué cultivos prefería la gente en el transcurso del año. Era un periodo de escasez total de dinero, por lo que cultivaba “fuera de temporada”, cosechando lo que no tenían otros y prefería la gente. Trabajaba mañana, tarde y noche y le fue bien, hasta el punto que pudo comprar dos parcelas y contratar un obrero fijo.
Comentando esos años con los actuales, antes de 1990 que falleció, al decirle lo malo que estaba todo para poder vivir del campo, me contestaba: ¡Antes si que era difícil, que no había nada de nada! (se refería a los años de post-guerra). Ahora todos tienen dinero y hasta los que no trabajan (ni quieren) les dan dinero. Solo con ver los bares, lo llenos que están, ya te puedes dar una idea de lo que hay. Antes no había dinero ni nada y había que trabajar mucho. Bueno mi padre, con menos de 2 hectáreas y no todas de propiedad, además del obrero fijo, de cuando en cuando, trabajando con él llevaba 4 ó 5 jornaleros más. Incluso a familiares que no lo pasaban bien, a todos les daba trabajo. Y como me decía un vecino “Tu padre en una hanegada gana más que yo con veinte”. Siempre tenía lo que demandaba la gente y la “maquinaría” consistía en carro y haca y todos los instrumentos necesarios para el trabajo hortelano, desde la azada, pasando de los que se inventaba y terminando con la hoz.
No quería ninguna ayuda de la Administración. Posiblemente porque hubo un desfalco en uno de esos organismos estatales que se crearon al principio de la Era de Franco para cobrar de los hijos. Incluso, ya a finales de los 50, estando en Barcelona, en la Escuela de Peritos Agrícola, me avisaron de secretaría que pasara a rellenar unos papeles para la beca. Lo consulté en casa y mi padre dijo que no. Incluso ya jubilado y sin cobrar, le tuve que preparar toda la documentación para darle de alta en la Seguridad Social, pagando yo, sin decirle nada, los atrasos pertinentes.¡ Y menos mal!, porque mi madre empezó a tener problemas de salud y en la S.S. los atendieron muy bien, como supongo que hacen con todo el mundo.
2ª Etapa. Hasta finalizar 1er Periodo universitario
Por una serie de coincidencias, me salí de la rutina del pueblo. Sueca continuaba siendo una población importante. Tenía dos Escuelas Públicas enormes, construidas en los años 30 y varias particulares. La cooperativa agrícola “Unión Cristiana” tenía una para los hijos de sus socios y allí realicé la 1ª Enseñanza. Normalmente se iba a la Escuela hasta los 14 ó 16 años y al terminar a trabajar al campo. Si en su casa tenían fincas, pues allí. Si no, en lo que saliera. Según la costumbre local, las gente se casaba y juntando las tierras que aportaba cada cónyuge, pues a ser Agricultor y la mujer en casa, como Ama de Casa. Como predomina el arroz, que alguien me dijo que era “un cultivo de moros”, porque se pasaba más de medio año sin hacer nada, durante los meses de cultivo la gente iba “de sol a sol” y al terminar, el “reposo total” a los casinos, que habían tres muy buenos. “El Ataneo”, que mientras estuvo Franco lo tenía la Falange. El Casino Carlista, que le llamaban “La Lealtad” y “Caza y Pesca”, que modernamente le cambiaron el nombre por “La Agricultura”, cuando lo que menos había eran agricultores.
Como se ha dicho, coincidencias o destino, empecé el Bachillerato de 7 años, sin saber por qué, ni para qué. Comparando aquellos años con los de ahora, pues no se puede. Sabíamos que con el bachillerato se podía estudiar de médico, abogado y poco más. Y con 3 cursos maestro o practicante, actualmente ATS. Yo lo que aspiraba era a ser futbolista, sino como Puchades, la figura del Valencia, sí algo parecido, ya que el equipo del Valencia, la mitad de los jugadores eran de nuestro pueblo. La media del equipo internacional de España, también los dos de Sueca, Sendra-Puchades. No podía fallar.
Terminado el 1er Curso, le digo a mi padre que no quiero “estudiar”. Aquello no me gusta nada; había pasado de ser uno de los primeros en la Escuela, a ser uno de los últimos. Entonces no tenía idea de la Enseñanza, ni del desarrollo de las clases, pero lo consideraba fatal. Ahora como profesional vocacional de la Enseñanza, todavía lo valoro peor y tengo el presentimiento de que la “Enseñanza Profesional” española padece del mismo mal, que se puede resumir en que “No hay Maestros”. Me gustaría estar equivocado.
Afortunadamente tuve los consejos de un amigo, algo mayor, que me dijo que a él le pasó lo mismo y como su padre era el mayor terrateniente, le dijo que bien y que fuera a trabajar al campo. Terminaba diciendo que fue la peor equivocación de su vida. De mayor, va con los amigos, uno médico, otro abogado, otro profesor de Universidad y etc. Él se nota desplazado dentro de su grupo.
Terminado el bachiller decido ayudar a mi padre, cambiando la pluma por la azada. No es que me desagrade, pero pienso “Aguantar 6 años para esto”.( El bachiller superior lo habían cambiado a 6 años) Y así, meditando “La pérdida de tiempo”, llegó el otoño y fui a una Academia particular del pueblo, a estudiar contabilidad para Perito y Profesor Mercantil. Por fin había encontrado un verdadero profesional de la enseñanza; creo que poca gente de Sueca habrá sabido aprovechado sus clases. Me aconsejó que estudiara una carrera universitaria, ya que consideraba que tenía aptitudes para ello.
Aunque tenía 16 años, no quería hacer más gasto en casa y no sabía qué hacer, hasta que tropecé con un amigo de mi padre que me dijo que teniendo el bachiller superior, con dos años me hago Perito Agrícola. Así era la información que teníamos en Sueca de los estudios y sus posibilidades.
Acostumbrado al mínimo esfuerzo, me entero de cómo son dichos exámenes: Constan de 5 Grupos. Uno de Cultura General o algo por el estilo, te lo conmutan por tener el bachiller. Otro es de “Dibujo lineal” y, finalmente los 3 grandes: Matemáticas, Física y Química y Ciencias Naturales. Para aprobar cada grupo había que realizar dos exámenes. El 1º por escrito y el 2º oral. Si aprobabas el 1º y suspendías el 2º, había que volver a examinarse de los dos. Sólo en el supuesto que el 1º lo hicieras tan bien, de sobresaliente, aprobabas directamente el Grupo. Pronto las gente de mi alrededor se entera de mi interés de estudiar, con comentarios no favorables que me estimulan y empiezo a preparar en Valencia el Ingreso a una de las 4 escuelas que hay en España, terminando ese curso que me sirve de un repaso general de los 3 grupos básicos del “Ingreso”, después de estudiar y aprender como nunca, no soy capaz de aprobar ningún grupo. El problema parece absurdo, no se trata de saber o no saber, el problema es saber distribuir el tiempo del examen ¡No sé examinarme! Así que hay que ir a aprender a examinarme y con esa idea me presento en Barcelona, en la Academia Sigma, donde se preparan todos los aspirantes a ser Peritos, clasificados según su preparación. En 1ª línea están los mejor preparados y así las otras se alejan según tus posibilidades de aprobar. El director me aconseja que me dedique a preparar bien dos y cuando apruebe uno, prepare el otro. La respuesta no creo que la esperara, ya que le dije que iba a aprobarlo todo si aprendía a examinarme. Total tuve suerte, aprobé los tres y solo tuve un oral.
En 1958 sale la Ley que permite pasar de Perito a Ingeniero. Estoy en 2º y junto a cuatro compañeros más, lo vamos a intentar. Preparo un plan de estudios y hago la tontería de no hacer “milicias”. Al terminar la carrera, al no tener el “Servicio Militar”, me encuentro “compuesto y sin novia”. Me ofrecen una plaza en el SOIVRE y no puedo aceptarla por no tener la “mili”, quedando en volver cuando la termine, pero no volví.
Esperando la “mili” asisto a un Curso de Capataz Fumigador que organiza la Estación Naranjera de Burjasot y en mi pueblo organizo un equipo para tratamientos de herbicidas en terrenos inundados del arroz, que era novedad en aquellos años, iniciando su divulgación.
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