Desde el inicio de la campaña, el mercado francés ha visto caer el consumo de patata comercializada en fresco, lo que contradice la situación de incertidumbre, de inflación y crisis, en el que este tubérculo debería ser el reina de la cesta de la compra. Según una encuesta reciente de NielsenIQ, citada por la revista Réussir, 3 de cada 5 hogares franceses ya han adaptado su consumo y el 60% de ellos ya están prestando atención al gasto en alimentación.
Los formatos de envases pequeños siguen navegando a contracorriente en el mercado de la patata, pero aún es insuficiente para compensar la pérdida de volumen, recuerdan desde la CNIPT, interprofesional francesa de patata. Esta tendencia también se observa en otras categorías de productos, en particular en las hortalizas de invierno. La generalización del teletrabajo, que continúa, tiene fuertes repercusiones en el consumo de alimentos, pero mientras que durante el confinamiento predominaba lo “casero”, ahora los consumidores recurren a productos de placer, rápidos y fáciles de preparar. Según el estudio antes citado anteriormente, a los platos preparados, bocadillos, los snacks, las cervezas y los aperitivos. Los alimentos congelados alcanzan niveles récord de ventas con un aumento del 10% entre 2019 y 2021 debido a su aspecto práctico pero también económico.
El contexto económico actual y las incertidumbres vinculadas al conflicto podrían dar lugar a una inversión de la tendencia hacia productos de “primer precio” (segundas marcas de distribuidor) y formatos más grandes.
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