El camalote está controlado en todos los tramos del río Guadiana, con ello la Confederación Hidrográfica del Guadiana completa con éxito la primera fase del Plan de Choque puesto en marcha en el año 2018. En esta estrategia de trabajo, coordinada por la Delegación del Gobierno en Extremadura, han participado el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico, a través de la Confederación Hidrográfica del Guadiana, el Ministerio de Defensa, a través de la Unidad Militar de Emergencia (UME), y la Unión Europea.

La Confederación Hidrográfica del Guadiana lleva más de 15 años luchando contra el camalote, desde que en 2004 se detectara por primera vez la presencia de esta especie invasora en el río Guadiana. Durante este tiempo, el jacinto de agua ha llegado a cubrir más de 185 kilómetros del río, lo que ha supuesto un enorme esfuerzo de retirada de plantas a lo largo de más de 630 kilómetros de orillas en todo el tramo.
En total, desde que esta especie apareciera en las aguas del Guadiana, se han retirado más de 1,5 millones de toneladas de camalote, el 50% de las cuales se ha extraído durante los últimos dos años y medio. Para ello, se han invertido 50 millones de euros. Estas operaciones de limpieza y control han impedido la eutrofización en las aguas del Guadiana, evitando la pérdida de calidad en las mismas y el colapso de los sistemas de canales de riego de las zonas adyacentes con el consiguiente daño económico que ello hubiese ocasionado.

Plan de choque integral
En octubre de 2018 se pone en marcha un plan de choque dirigido a la limpieza integral del río. Durante este tiempo la extracción de la planta se ha realizado alternado medios mecánicos (que han retirado grandes acumulaciones de camalote) y manuales (a través de vadeadores y embarcaciones, para la extracción en aquellas zonas de difícil acceso y orillas), apoyados en la gestión de las infraestructuras existentes y evitando en todo momento la utilización de medios químicos y biológicos.
En concreto, para realizar la extracción de camalote se han utilizado más de 5.000 metros de barreras flotantes, más de 30 embarcaciones adaptadas y un dispositivo permanente de más de 100 operarios especializados. En este periodo, se han protegido las infraestructuras de riego y los cultivos de regadío asociados, además de evitar la entrada masiva de la planta en aguas portuguesas.
Vigilancia y alerta temprana
Una vez alcanzado este objetivo, el plan de choque entra en una fase de vigilancia y alerta temprana. En la actualidad, existen bancos de semillas dispersos pero localizados, que deben ser vigilados para no echar por tierra el inmenso trabajo y la inversión realizada hasta el momento.
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