El viernes pasado se votó en Bruselas la propuesta de la Comisión Europea para una prohibición más estricta de tres neonicotinoides (imidacloprid y clotianidina de Bayer, y tiametoxam de Syngenta). Una mayoría de países, entre los que está España, votaron a favor de esta propuesta, dando la espalda a los remolacheros. Esta prohibición supone un varapalo muy importante para el cultivo de la remolacha.
El sector remolachero-azucarero español, al igual que el comunitario, ha tratado de conseguir una exención para la remolacha dentro de la prohibición. Se trata de un cultivo que no sube a flor, por lo que no atrae a las abejas. Su incidencia sobre la actividad de pecoreo es prácticamente nula. Además, en el 90% de los casos, va seguido de un cereal, que tampoco sube a flor, por lo que tampoco es atractivo para las abejas.
Los países que han votado a favor de la prohibición han sido España, Francia, Alemania, Reino Unido, Italia, Suecia, Austria, Países Bajos, Portugal, Grecia, Irlanda, Eslovenia, Malta, Estonia, Chipre y Luxemburgo. Solo cuatro países se han mantenido firmes en su oposición a la propuesta de la Comisión: Dinamarca, Rumanía, la República Checa y Hungría. El resto ((Finlandia, Bélgica, Polonia, Eslovaquia, Croacia, Bulgaria, Letonia y Lituania) se han abstenido.
La Confederación Europea de Remolacheros (CIBE) y la Confederación Europea de Fabricantes de Azúcar (CEFS) considera que es muy lamentable que la mayoría de los Estados miembros hayan ignorado las lagunas de datos en la evaluación de la EFSA y las pruebas recientes presentadas. Tampoco se han tenido en cuenta los recientes informes desarrollados por ANSES (French Agency for Food, Environmental and Occupational Health & Safety) y JRC (Joint Research Center) sobre la disponibilidad y viabilidad de alternativas que protejan los cultivos.
La prohibición que se ha aprobado, implica que si los cultivadores no pueden usar semillas de remolacha recubiertas de neonicotinoides, tendrán que recurrir a prácticas de control de plagas mucho menos sostenibles, como son las pulverizaciones de insecticidas post-emergencia. No solo son mucho menos efectivos, sino que además son más perjudiciales para el medio ambiente. Asimismo, generan muchas más emisiones de gases de efecto invernadero ya que hay que volver a entrar en las parcelas, una o varias veces, para la aplicación de los insecticidas, con el consumo de gasoil que esto supone.
Además, muchos agricultores no podrán hacer frente a los costes extra que esta prohibición va a generar, por lo que se verán abocados a abandonar el sector.
La ALIANZA UPA-COAG ha pedido al Ministerio de Agricultura que reconsidere su posición en este tema e impulse ya mismo una iniciativa para pedir a Bruselas que permita el uso de estas materias en el cultivo de la remolacha antes de que entre en vigor su prohibición a finales de año.
Para este mes de mayo, se espera el dictamen del Tribunal Superior de Justicia Europeo, al que recurrieron las empresas afectadas por las primeras prohibiciones comunitarias sobre los neonicotinoides, realizadas ya en 2013.
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