Las altas temperaturas registradas en las últimas semanas han reducido la actividad de la mosca del olivo (Bactrocera oleae), con el consiguiente descenso de la fertilidad de las hembras, de acuerdo con la evaluación de la Red Andaluza de Alerta e Información Fitosanitarias (RAIF).
Aunque con escasa incidencia, el daño en frutos comienza a observarse en todas las provincias, a excepción de Granada. Es Cádiz la que tiene un mayor número de picadas. Sus condiciones atmosféricas de alta humedad relativa y temperaturas suaves favorecen la biología de este insecto, alcanzándose actualmente un valor medio provincial de 0’89 % de picada total. Lo mismo ocurre con el número de picada viva, muy baja, con unos índices medios provinciales inferiores a 0’10% de frutos afectados.
Se detectan capturas de adultos en trampas, tanto en placas como en mosqueros. En moqueros Mac-phail hay mayores poblaciones en los olivares gaditanos y
cordobeses, con valores medios provinciales de 1’50 y 1’10 adultos/mosquero y día, respectivamente, encontrándose en el resto de Andalucía por debajo de 0’60. Mientras que en placas cromotrópicas, destaca la provincia de Cádiz, con un valor medio provincial de 1’81 adultos/placa y día, en el resto de provincias las capturas no superan los 0’40 adultos/placa y día. Se han realizado tratamientos terrestres aislados para su control en zonas puntuales de las provincias de Cádiz, Huelva, Jaén y Sevilla.
Conviene vigilar su evolución, tanto de capturas como observando los frutos, teniendo muy en cuenta la variedad, temperaturas, y fenología receptiva del fruto. Se recomienda prestar especial atención en aquellas zonas de sierra con microclimas suaves en verano y/o donde predomine la aceituna de mesa, ya que es en éstas donde históricamente se registran las primeras picadas vivas.
Entre la fauna auxiliar que puede ejercer un cierto control poblacional sobre la mosca del olivo están: Pnigalio mediterraneus, Psittalia concolor, Eurytoma martellii, Cyrtoptyx latipes y Eupelmus urozonus. Por otro lado, existen diferentes métodos de trampeo masivo que son recomendables en su control poblacional cuando la intensidad de ataque no es elevada. En el caso de programar un tratamiento químico, y para conseguir una mayor efectividad, se aconseja la mezcla con atrayentes, feromonas o proteínas hidrolizadas.
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