El Parlamento Europeo (PE) ha apoyado que los biocarburantes clásicos o de primera generación no supongan más del 6% ciento del consumo energético de la UE en el sector del transporte para 2020, frente al objetivo actual del 10%. Si bien este porcentaje es superior al defendido por la Comisión Europea de un 5%, es demasiado bajo e insuficiente, en opinión de los remolacheros franceses integrados en la Confederación CGB. Coinciden con esta opinión las Asociaciones de productores de trigo, de maíz y de alcohol agrícola de Francia. Todos ellos demanda que, al menos, el porcentaje sea de un 8%.
Los biocarburantes de primera generación (etanol y biodiésel) se obtienen a partir de cultivos como el maíz, caña, remolacha, soja, girasol, palma…. El motivo que ha llevado al PE y a la Comisión a apoyar porcentajes inferiores al objetivo actual es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero resultantes del uso creciente de tierras agrícolas para la producción de biocarburantes (conocido como cambio indirecto en el uso del suelo (ILUC).
El objetivo es acelerar la transición hacia una nueva generación de biocombustibles fabricados con algas y algunos residuos (biocarburantes avanzados). Sin embargo, según el sector del bioetanol de Francia, la tecnología de estos biocarburantes no está todavía suficientemente madura para llegar a los umbrales fijados por el PE (contingente de 2,5%).
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