Sevilla, 25 de junio de 2003.- Tremenda estupefacción y gran preocupación han causado en el sector agrario las últimas declaraciones del ministro español de Agricultura, Miguel Arias Cañete, que ha valorado positivamente algunos de los aspectos más graves de la reforma de la PAC y ha manifestado su interés en la defensa de algunos temas muy puntuales, descartando a priori la defensa de los temas globales (desacoplamiento, modulación, renacionalización), aquellos realmente claves de la actual propuesta de reforma. Con estas declaraciones Arias Cañete parece dar su visto bueno a un sistema con el que se «cava la tumba» de la agricultura europea.
Desde ASAJA-Sevilla rechazamos esta actitud pusilánime y entreguista por lo que instamos al ministro a dar la cara y a mantenerse en el frente de batalla hasta el fin de la guerra.
No se puede dar por bueno el desacoplamiento parcial, pues este sistema, al desvincular las ayudas de la producción y del cultivo, ataca a la esencia misma de la propia PAC, que con su implantación quedará totalmente deslegitimada.
No se puede permitir la renacionalización de la PAC que lleva implícita la propuesta de Fischler, pues la coexistencia de 25 políticas agrarias distintas (una por cada estado miembro) ataca también la esencia de la propia PAC, que dejará de ser una política común en un mercado único.
Desde ASAJA-Sevilla entendemos que esta reforma no debía haberse planteado, pues es extemporánea y contraproducente, puesto que no tocaba ahora, sino en el 2006 y, si finalmente se aprueba antes de las negociaciones de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en Cancún, constituirá un arma arrojadiza contra la propia agricultura europea, que se verá presionada para realizar nuevas cesiones.
No obstante, puesto que la reforma ya está planteada, consideramos que este es el momento de defender el modelo de agricultura que Europa demanda. Un modelo que pasa por el mantenimiento de las actuales Organizaciones Comunes de Mercados (OCMs), que han cumplido plenamente con su cometido. Un modelo que debe mantener el carácter común de la política agraria y evitar su renacionalización, debemos impedir a toda costa que haya agricultores de primera, de segunda y de tercera. Un modelo que requiere de un marco estable y común, que permita el desarrollo de una agricultura moderna y competitiva.
Este es el modelo que, más allá de los temas puntuales, debe defender en Luxemburgo el ministro español de Agricultura. Las palmas y la complacencia con la última propuesta de Fischler son síntomas de haber asumido la derrota antes de que se produzca la última batalla. Arias Cañete no puede dar por perdidos los temas claves de la negociación, so pena de convertirse en cómplice de Fischler, el verdugo de la agricultura europea.
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