La materia orgánica contenida en los purines tiene un efecto positivo en el suelo, cuando éstos se aplican al mismo, porque mejora su estructura. No obstante, también contienen sales, especialmente sódicas, que provocan una dispersión y deterioro de la estructura. Dado que el mismo producto provoca simultáneamente efectos negativos y positivos sobre la estructura del suelo y su posible compactación, la Universidad canadiense de Saskatchewan ha llevado a cabo un estudio para conocer el resultado del balance entre ambos efectos.
Dicho análisis ha puesto de manifiesto que la repetida aplicación de los purines en el suelo, durante cinco a siete años no tiene ningún impacto, ni positivo ni negativo en la estructura del suelo, en relación con un terreno donde no se hubiera hecho ninguna aplicación de fertilizante o se hubieran aplicado fertilizantes comerciales.
Sin embargo, si bien el purin no tiene ningún efecto directo en la estructura del suelo, si que tiene un efecto indirecto. Favorece el crecimiento de las plantas con lo que se aumenta la cantidad de residuos vegetales que quedan sobre el terreno tras la recolección, lo que favorece la presencia de materia orgánica, y por tanto, la estructura del suelo.
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