«Las cosechadoras influyen en la recolección del tomate haciendo que pierda firmeza y provocándole daños que reducen su calidad final. Así los resultados obtenidos en los ensayos que hemos llevado a cabo muestran pérdidas de firmeza del tomate de hasta el 23% y pérdidas de la resistencia de la piel a daños de hasta el 14%». Esta es una de las conclusiones de la tesis doctoral que la ingeniera agrónoma navarra Silvia Arazuri Garín defendió recientemente en la Universidad Pública de Navarra. El trabajo bajo el título «Recolección mecanizada del tomate de industria. Evaluación de daños, variedades y momento del corte de riego» estuvo dirigido por la profesora Carmen Jarén Ceballos y recibió la calificación de sobresaliente cum laude.
Tras realizar estudios de Ingeniería Técnica en Hortofruticultura y Jardinería y de Ingeniería Agronómica en la Universidad Pública de Navarra, comenzó a trabajar en esta universidad donde en la actualidad es Profesora Ayudante en el departamento de Proyectos e Ingeniería Rural, impartiendo la asignatura de Hidráulica y Máquinas Agrícolas.
Autora de 8 publicaciones en revistas científicas así como de 26 contribuciones en Congresos, como investigadora ha centrado sus trabajos en líneas de recolección mecanizada, frutos electrónicos y estudios de calidad de en frutas y hortalizas. De este modo ha formado parte de un grupo que ha llevado a cabo seis contratos con empresas y administraciones y cinco proyectos de I+D financiados en convocatorias publicas. En la actualidad junto con el Instituto Navarro de Salud Laboral (INSL) participan en el desarrollo de estructuras de protección al vuelco de tractores agrícolas, y además, desarrollan dos estudios sobre la autenticación y determinación de la textura en espárrago blanco en conserva y el análisis sensorial del tomate fresco
Colaboración con ITGA y cooperativas agrarias navarras
Precisamente sobre tomate pero de industria, se centra la tesis doctoral que se inició en el año 1999, cuando como explica Silvia Arazuri, «se produjo una de las mejores campañas de tomate a nivel mundial tanto por la producción obtenida como por la calidad del mismo. Además coincidía con la segunda campaña en la que se utilizaron las cosechadoras integrales en Navarra».
Precisamente este aumento de la producción, afirma la profesora Arazuri «está provocando que el tomate de industria no esté pasando por uno de sus mejores momentos, porque ha superado los umbrales fijados por la Unión Europea y como consecuencia, los próximos dos años se aplicaban penalizaciones en las ayudas a la producción. De ahí que sea fundamental por un lado, reducir al máximo los costes del cultivo y entre ellos el de la recolección, y por otro lado, los productores tienen que ofrecer un producto de calidad en su negociación con las industrias conserveras».
De ahí el interés que diversas cooperativas agrarias de la ribera de Navarra y el Instituto Técnico y de Gestión Agrícola (ITGA) mostraron cuando se dirigieron a los investigadores del Departamento de Proyectos e Ingeniería Rural de la Universidad Pública de Navarra. Interés que fructificó en la firma de un convenio de colaboración con el fin de desarrollar un proyecto de investigación, que determinase los daños de las cosechadoras en el tomate de industria.
El proyecto se ha llevado a cabo con la financiación del Gobierno de Navarra y del Ministerio de Ciencia y Tecnología con el objetivo principal señala la investigadora de «determinar aquellos puntos críticos de las cosechadoras de tomate en los que se producen daños mecánicos que disminuyen la calidad final del producto». Además, el estudio se planteó como determinar los daños reales producidos por la recolección mecánica y caracterizar los impactos recibidos por el tomate, a partir de su intensidad y del material sobre el que se producen.
Por otro lado, prosigue la profesora «teniendo en cuenta que la introducción de las cosechadoras es reciente en Navarra y que uno de los factores principales para que tenga éxito es la adaptación del cultivo, también nos propusimos estudiar la calidad de las variedades utilizadas y el manejo del riego. Para ello evaluamos las propiedades mecánicas de variedades cultivadas en Navarra, y de variedades nuevas para establecer cuales eran las que mejor aptitud mostraban frente a la recolección mecánica. Además estimamos en qué medida influye el momento en el que se produce el corte de riego en las propiedades físicas del tomate de industria, desde el punto de vista de la recolección mecánica».
Por último, para completar la investigación, Silvia Arazuri llevó a cabo en una de las campañas, «un estudio económico de la recolección, evaluando los costes de cada máquina cosechadora, con el objeto de establecer un método de trabajo y determinar cuales son los principales factores que influyen en el cálculo de los costes de la recolección. Para ello se estudiaron las cosechadoras más habituales utilizadas entre los agricultores navarros. Además hemos realizado un cálculo de costes de la recolección con el objetivo de fijar los principales factores que influyen en estos: el tamaño de la parcela, la anchura de las cabeceras o la velocidad de avance». Todos estos trabajos se realizaron durante cuatro campañas de recolección del tomate, las llevadas a cabo entre los años 1999 al 2002.
Menos daños en las últimas campañas
De estos estudios, Silvia Arazuri concluye que es obvio que «la recolección mecanizada afecta a la capacidad del tomate de industria para resistir el transporte hasta la fábrica y a su calidad para el procesado. Sin embargo, el tomate tiene unas características físicas que van evolucionando desde su formación hasta la madurez y en función de ellas resistirá mejor o peor o sufrirá más o menos daños en el momento de la recolección».
Para analizar la influencia de las máquinas en la calidad se plantearon una serie de ensayos en campo y se tomaron muestras de tomate en diferentes momentos de la recolección. De la observación de ello, se deduce que «las cosechadoras influyen en el tomate haciendo que pierdan su firmeza y provocándoles daños que reducen su calidad final. Así los resultados obtenidos en estos ensayos, muestran pérdidas de firmeza del tomate de hasta el 23%, y pérdidas de la resistencia de la piel a daños de hasta el 14%. En cuanto a la zona de la máquina en la cual la probabilidad de que se produzcan daños es mayor es la del separador ya que las vibraciones necesarias para separar el fruto de la planta producen impactos de gran intensidad».
En cambio, no se han observado diferencias entre los distintos modelos de cosechadoras estudiados, «aunque sí que hay máquinas en las que el riesgo de que se produzcan daños es mayor, bien por registrar impactos de mayor intensidad o bien por afectar en mayor medida a la textura».
Como dato positivo, si se «ha observado una disminución del porcentaje de frutos dañados conforme pasaban las campañas. De forma que en 1999 el tomate de desecho obtenido después de la recolección mecánica era de aproximadamente el 20-29% y en la última campaña no se alcanza el 10% de daños».
Comportamiento similar de las variedades
En cuanto al análisis llevado a cabo en las distintas variedades y su adaptación a partir de sus características de textura y calidad industrial, concluye el trabajo observando «que el comportamiento del tomate es similar en todos los casos. Sólo las características de forma y tamaño nos permiten diferenciar las variedades, no así el destino (pelado o concentrado) para el que un principio están adaptadas». La principal ventaja de esta adaptación «es que el agricultor va a poder decidir el destino del tomate en el momento de la recolección y en función del precio que la industria fije para cada uno de los destinos» afirma Silvia Arazuri.
Por último, en lo referido al manejo del cultivo, el riego se constituye en uno de los factores de producción que más influyen sobre el resultado final del cultivo del tomate para industria, tanto en lo que se refiere a la cantidad de cosecha obtenida como a su calidad. En este sentido «se ha observado que si el corte de riego se produce a los 70-80 días desde el transplante, el tomate que se obtiene es de mayor calidad industrial y de mayor firmeza, con lo que resiste mejor las condiciones en las que se produce la recolección mecanizada».
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