A pesar de que actualmente los datos existentes son muy limitados, el panel de expertos de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria considera que la leche y derivados lácteos (por ejemplo, lactoferrina, lactosa etc) procedente de pequeños rumiantes es improbable que presenten riesgo de contaminación de EET, si procede de animales clínicamente sanos.
Algunos resultados de investigaciones apoyan que la leche, calostro y tejidos de glándulas mamarias de los bovinos pueden ser clasificadas en la categoría de infectividad no detectable. Sin embargo, en base a ciertos datos de investigación, hay indicaciones de que la leche de pequeños rumiantes no puede ser totalmente excluida. En el caso de mastitis, se podría esperar una infiltración de sangre potencialmente infectada en la leche.
El dictamen de la AESA recomienda que se profundice en la investigación. Asimismo, establece que para mayor seguridad en relación con la leche de los pequeños rumiantes y con el fin de cerciorarse de que se trata de una leche que procede de animales sanos, habría que incluir conteos de células somáticas como indicación de una posible inflamación de las ubres. Actualmente la legislación comunitaria estable unos umbrales máximos de bacterias y células somáticas en vacas pero solo de bacterias en el caso de leche de ovejas y cabras.
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