Investigadores de la Universidad de Alberta están realizando recomendaciones para maximizar el valor alimenticio de los cereales de baja calidad. Los contenidos de energía digestible de diversos granos pueden variar en un 20%.
Inicialmente es necesario confirmar que la muestra de trigo o cebada es verdaderamente de baja calidad. Para ello es necesario analizarla y comprobar que es más alta que la media, en contenido de fibra. Luego hay que moler estos granos de baja calidad hasta un tamaño medio de partícula de 650 a 700 microns o más pequeños. De esta forma, cada fracción de fibra puede abrirse parcialmente y conseguir una cantidad razonable de energía digestible.
Otra opción que puede hacerse es suplementar la dieta con enzimas. Dichos suplementos deberían degradar la fracción de fibra. Se ha investigado la glucanasa en cebada y xilanasa en trigo.
Una tercera alternativa es reformular adecuadamente las dietas. De esta forma, cuando se tomen granos de baja calidad, que pueden suponer entre un 60 a un 70% de la dieta, habría añadir una cantidad extra de aceite de canola, para asegurar que se alcanza el adecuado contenido de energía digestible.
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