Los mordiscos en el rabo, que los cerdos se dan unos a otros, suponen una importante pérdida en la industria porcina. La incidencia puede ser muy variable, según el tipo de producción, de acuerdo con un informe publicado por el Servicio de Información Nacional de Enfermedades Animales del Reino Unido (NADIS por sus siglas en inglés).
En los sistemas de producción continúa, entre un 3 a un 5% de los cerdos pueden verse afectados, siendo necesaria la eutanasia para un 1%. Así, para una explotación de 300 reproductoras en ciclo cerrado, las perdidas ascienden a unos 140 cerdos al año, a lo que habría que sumar los costes de tratamiento, cuidado, cuarentena y pérdida de crecimiento.
En los sistemas de lotes, las pérdidas pueden ser mucho más altas, llegando a afectar al 30% de los cerdos. En un estudio realizado con 700 cerdos, 208 murieron o fueron destrozados o tuvieron que ser sacrificados.
Los cerdos tienen una tendencia natural a masticar, además, les alivia en el proceso de salida de dientes. Asimismo, les atrae la sangre una vez que empiezan los mordiscos.
Con el fin de prevenir los mordiscos entre los animales, NADIS recomienda unas condiciones adecuadas de temperatura y humedad para hacer el ambiente más confortable, disponer de agua y comida ad libitum, una densidad de animales adecuada, disponer de materiales fibrosos para que los cerdos los puedan morder, recorte de los rabos y proporcionar suplementos de sal en la dieta.
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