comercio de vino, en forma de un intercambio de cartas, formalizando el compromiso que se alcanzó a finales del verano pasado.
Los principales elementos del acuerdo son los siguientes:
Los EE.UU. y la UE reconocen explícitamente los nombres de los vinos de la otra parte en calidad de “denominaciones de origen”. La Administración estadounidense propondrá al Congreso que modifique la consideración y que limite el uso del nombre de 17 vinos europeos que actualmente se consideran semigenéricos en los EE.UU (Burgundy, Chablis, Champagne, Chianti, Claret, Haut-Sauterne, Hock, Madeira, Malaga, Marsala, Moselle, Port, Retsina, Rhine, Sauterne, Sherry y Tokay).
Los EE.UU. aceptan los principios esenciales de las normas de etiquetado de la UE y se avienen a intentar resolver cualquier cuestión bilateral relativa al comercio del vino por medio de consultas bilaterales informales antes que a través de mecanismos de resolución de conflictos.
Los EE.UU. están autorizados a utilizar, en determinadas condiciones y por un periodo de tiempo limitado, 14 menciones tradicionales de la UE (Château, classic, clos, cream, crusted/crusting, fine, late bottled vintage, noble, ruby, superior, sur lie, tawny, vintage y vintage carácter).
La UE reconoce las prácticas enológicas estadounidenses que son actualmente aceptadas en los EE.UU. Sin embargo, aquellas prácticas que no estén incluidas en las excepciones vigentes en la UE sólo se aceptarán para los vinos exportados a la UE una vez que los EE.UU. dejen de considerar como términos semigenéricos en dicho país los nombres de los 17 vinos de la UE.
Las exportaciones de vino de la UE, incluidas las exportaciones de vinos con nivel de alcohol inferior al 7 %, están exentas de los requisitos de certificación estadounidenses aprobados a finales de 2004. Una vez que los EE.UU. dejen de considerar como semigenéricos en dicho país los nombres de estos 17 vinos de la UE, los Estados Unidos se beneficiarán de requisitos de certificación muy simplificados en la UE.
Noventa días después de la entrada en vigor del acuerdo, comenzará una segunda fase de negociaciones que, entre otras cosas, incluirá un diálogo sobre indicaciones geográficas, un diálogo sobre el tema de las denominaciones de origen donde se tratará del futuro de los antiguos términos semigenéricos, un diálogo sobre el uso de menciones tradicionales, los vinos de bajo contenido de alcohol, la certificación, las prácticas enológicas y la creación de un comité conjunto sobre cuestiones vitivinícolas.
Ambas partes acuerdan también intercambiar puntos de vista sobre temas vitivinícolas que afectan al comercio internacional y sobre el mejor modo de estructurar la cooperación internacional en cuestiones vitivinícolas.
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